Sin descansos: Inserción en el mundo y nueva política de la Memoria
Por Ricardo Romero*
Sin un minuto de descanso, comenzó el gobierno de Dilma Rousseff, la ahora presidenta encaró la semana delineando políticas económicas a seguir y establecer los marcos a mediano plazo para eliminar la pobreza en Brasil. A su vez, tomó un tema simbólico para la región, analizar los delitos cometidos por la Dictadura Militar (1964-1985).
Un lugar en el mundo
En la primera reunión de gabinete, participaron entre otros: la presidente Dilma Rousseff, su vice Michel Temer, y los ministros: Luiz Sérgio (Relaciones Institucionales), Miriam Belchior (Planeamiento), Antonio Palocci (Casa Civil), Giles Azevedo (Jefe de Gabinete), jefes de cartera y funcionarios/as de diversas áreas.
Pensar el escenario internacional es la tarea para el hogar que se llevó el nuevo gabinete de Dilma. El Ministro de Hacienda Guido Mantega tendrá que realizar un diagnóstico y reflexión la crisis mundial en la economía brasileña.
Consolidar la proyección internacional de Brasil en el mundo es una de las prioridades que se puso la gestión de Dilma, que comenzó el mismo día posterior a su asunción, donde tuvo una serie de entrevistas con representaciones extranjeras y fue delineando su política exterior.
Preocupa al gobierno las turbulencias del capitalismo central (EEUU y UE), especialmente la política de dólar barato, por lo que los ministerios ya apuran una serie de ajustes en el Presupuesto 2011, para desplegar políticas que eviten una desvalorización fuerte de la divisa norteamericana con su consecuente perjuicio a las exportaciones.
De hecho, la primera medida de política económica se centró en flexibilizar el sistema de créditos para exportaciones; ahora las empresas accederán a préstamos con demostrar que el 15% de su producción se exportaba en los últimos cuatro años; esto es para revertir que de 4 mil empresas sólo 90 fueron aprobadas cuando se pedía el 30%.
Seguramente habrá otros incentivos, pero el punto neurálgico de esta estrategia exportadora está en el cambio de orientación, salirse del esquema occidental y consolidar la relación en el oriente, en lo que se conoce como el BRIC (Brasil – Rusia – India y China) es un desafío a enfrentar.
Y esto es favorable para el continente, porque la dinámica de demanda puede absorber exportaciones de la región y beneficiar al MERCOSUR y a la UNASUR. Por eso su primer viaje será Argentina, como antesala a la Cumbre entre Suramérica y los países árabes que se realizará en Perú, casi anticipando esa mirada al pacífico.
Recuperar la Memoria
Al exaltar el perfil de género de Dilma Rousseff, que sin duda es importante al ver que se multiplicó por tres la cantidad de mujeres en el gabinete, se pierde su otro aspecto, y es que se suma a otros presidentes que pasaron por la lucha armada durante los años `70 en América Latina, como Daniel Ortega o José Mujica. Estos son miembros de movimientos que recurrieron a la guerrilla en contextos de dictadura y hoy llegan al gobierno con la dura tarea de cerrar esas venas abiertas.
En ese aspecto, el gobierno de Dilma se propuso recuperar el proyecto de creación de una "Comisión de la Verdad" como paso para generar una política de la Memoria y destrabe el candado de impunidad que fijó una auto amnistía que se fijó la Dictadura Militar, para dejar en el olvido los delitos cometidos antes de 1979.
No es tarea sencilla, esta es una agenda histórica para Brasil, callada durante la transición democrática y citada apenas como excesos por Fernando Henrique Cardoso. En el gobierno de Lula se articuló un Plan Nacional de Derechos Humanos que se encontró con la muralla de las corporaciones conservadoras. A pesar de los esfuerzos del ex Ministro de Justicia -Tarso Genro- y el ex Secretario de Derechos Humanos -Paulo Vanucchi-, no se logró la inconstitucionalidad de esa Amnistía de 1979.
La nueva Secretaria de Derechos Humanos, Maria do Rosario Nunes, impulsará la formación de una "Comisión de la Verdad" con aprobación del Parlamento, para: "contribuir al trabajo del Poder Ejecutivo para que Brasil supere aquel período y nunca más tengamos una ruptura del estado democrático de derecho. Este es el lema de éste período democrático que nosotros tenemos que afirmar, pasando por una nueva etapa con la afirmación plena de la verdad y de la memoria" como sostiene la funcionaria.
Tras los dichos del general José Elito de Carvalho Siquiera, Jefe de Gabinete de Seguridad Institucional, quien sostuvo: "que no es motivo de vergüenza para el país la desaparición de presos políticos durante la dictadura militar (1964-1985)", inmediatamente tuvo la reprimenda de la presidenta Dilma que lo obligó a rectificarse de sus palabras. Un hecho tan simbólico como hacer bajar el cuadro en la ESMA.
*Politólogo UBA/UNSAM
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