lunes, 5 de agosto de 2013

"Francisco impulsa la movilización juvenil", Entrevista a Jefferson Lima


Tiempo Argentino




"Francisco impulsa la movilización juvenil"

 El dirigente del oficialismo opina sobre la visita del Papa a Río y brinda su visión sobre las recientes protestas.  El vendaval juvenil que se desplegó en las calles brasileñas durante la Copa de las Confederaciones, pareció reencauzarse en los confesionarios dispuestos por la visita del Papa Francisco para la Jornada Mundial de Juventud. En ese marco, Tiempo Argentino conversó con Jefferson Lima, dirigente juvenil del Partido de los Trabajadores (PT), fundado por el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva. Nacido en Sergipe, en el nordeste de Brasil, Lima militó en la universidad y ahora tiene la responsabilidad de coordinar la Secretaría General de la Juventud del partido de gobierno.


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El vendaval juvenil que se desplegó en las calles brasileñas durante la Copa de las Confederaciones, pareció reencauzarse en los confesionarios dispuestos por la visita del Papa Francisco para la Jornada Mundial de Juventud. En ese marco, Tiempo Argentino conversó con Jefferson Lima, dirigente juvenil del Partido de los Trabajadores (PT), fundado por el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva. Nacido en Sergipe, en el nordeste de Brasil, Lima militó en la universidad y ahora tiene la responsabilidad de coordinar la Secretaría General de la Juventud del partido de gobierno.
–¿Cómo se vivió la presencia del Papa Francisco?
–Muy bien, con una fuerte participación de jóvenes, que fueron convocados con una visión progresista. Es importante la movilización juvenil desde esta nueva visión que está impulsando Francisco. Entendemos que cuanta mayor movilización de jóvenes, más oportunidades de impulsar propuestas se abren. Si bien los jóvenes católicos tienen una propuesta propia, cabe marcar que los grupos de base fueron y son una plataforma importante de la formación de nuestro partido.
–¿Participaron de la Jornada Mundial de Juventud?
–Si, especialmente el movimiento pastoral del partido, que estuvo en el marco organizativo y aportó gran parte de la movilización.
–¿Cuál cree que es el eje central que marcó el perfil juvenil luego de las manifestaciones de estas últimas semanas?
–La juventud está luchando por mejora de los servicios públicos (educación salud, seguridad y movilidad urbana), además de querer un sistema político más democrático. Esto es muy importante. El PT siempre tuvo un reclamo por la movilidad urbana que defendimos históricamente. Nuestra militancia participó de las manifestaciones de forma activa, dialogando siempre en el campo de la izquierda, compartiendo sus reivindicaciones, por las consideramos justas.
–¿Comparte la forma en que Dilma Rousseff abordó la protesta?
–Nuestra presidenta Dilma está acompañando y dialogando con el reclamo de las manifestaciones, inclusive presentó un pacto nacional por la Salud y la Educación, e hizo un llamado a la Reforma Política en Brasil. Ahora estamos avanzando para que el fondo del Pré-Sal (de la explotación del petróleo en la cuenca oceánica) sea para Educación, en la ampliación del Sistema Único de Salud y en el aumento de médicos en el país a través del programa Más Médicos, lanzado por la presidenta Dilma.
–¿Cómo es la labor cotidiana de la militancia juvenil del PT?
–Mucha movilización, encuentros y debates en todos los estados. Nuestra militancia está presente en todo el país. Defendemos el 10% del PBI para la Educación y estamos luchando para que esto sea alcanzado. Nuestro gobierno logró muchas conquistas, pero precisamos avanzar más y ser osados en las reformas estructurales. Hacer de verdad la disputa política en los proyectos de reforma política, democratización de los medios, la reforma agraria y aumentar el diálogo con los movimientos sociales.
–¿Qué acciones del gobierno hacia la juventud destaca de la gestión de Dilma?
–Tiene muchas acciones victoriosas. La defensa por los regalías petroleras para educación; la desgravación de la canasta básica; la ampliación de los programas sociales; el programa Juventud Viva; la expansión de programas en la Educación, como las cuotas sociales, la beca de permanencia. Ahora apoyamos la reforma política y la democratización de los medios de comunicación.
–¿En que otros frentes sociales participa la juventud del PT?
–En varios frentes y movimientos. El estudiantil, cultural, en la juventud del campo, del movimiento obrero, en gestiones institucionales de juventud, entre otros. Nuestra evaluación del nuevo escenario político es que abre a mayor participación social. Nuestra población está demandando más de nuestro sistema político como un todo. Es un escenario de mayor unidad de los movimientos sociales del campo de izquierda para derrotar a la derecha conservadora que aún existe en nuestro país.
–¿Tienen vínculos con otras organizaciones latinoamericanas?
–Si, en el Foro de San Pablo, con juventudes progresistas de América Latina. Por ejemplo en Argentina tenemos vínculos con La Cámpora y con la Juventud Socialista. Nuestra perspectiva en todo sentido es la unión con la izquierda para avanzar en nuestro país y dialogar con nuevos perfiles de la juventud y sus nuevos lenguajes.
–¿Aporta a esta propuesta la presencia de Francisco?
–Sí, siempre que se refuercen las propuestas progresistas que él impulsa. Especialmente en la relación con el pueblo.  «

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sábado, 6 de julio de 2013

Brazil Protests: A Scattered Opposition. by Chelsea Gray


Brazil Protests: A Scattered Opposition

In the past week, there have been a series of uprisings across Brazil, with swarms of people, young and old, of all classes, protesting across the country for a better welfare system. This surge of rallies- some peaceful, others hijacked by violence- has dominated and disarmed the Brazilian government, leaving in its trail a bitterly entangled web of conflict.
The uprisings first exploded on 6th June in Paulista Avenue, São Paulo, as an angry reaction to government-imposed hikes in public transport fares which saw the price of buses rise from R$3 to R$3.20. Yet to think of this as the beginning is to fail to understand the underlying discontent that has been brewing within society against a government unable to meet the growing expectations of its people.
A student holds a sign reading "Dilma calls education, Neymar, and invests on it" on  20 June 2013. (Photo courtesy of AFP PHOTO / Pedro Vilela)
A student holds a sign reading “Dilma calls for Neymar’s education and invests on it” on 20th June. (Photo courtesy of AFP PHOTO / Pedro Vilela)
The Triggers
As one of Latin America’s largest and most powerful economies, Brazil is on an ascending economic trajectory, growing in stature not only in the continent but on the international stage. But while many demonstrators have benefited from a recent economic boom, in particular the middle and upper working classes, there is dismay at the high levels of taxes, often equalling those in Europe, that do not match the tired, chronically underinvested public services. The rise in transport fares then tapped into a public resentment with the way their government has handled -or perhaps mishandled- the socio-economic structure of a country still struggling with inequality and poverty.
As the first wave of protests continued to gain momentum, the rallies have since spiralled into a large-scale, mass repudiation of government services and political corruption, engaging all levels of society. Ricardo Romero, professor of Political Science at UBA, explains that the “origins of the protests have to do with the rise in transport tariffs. However, the massive public reaction that this triggered reveals the depth of structural problems within Brazil and its society.”
“The key problem is that Brazil has experienced a big demographic growth in the last few years. In 1960 the population was approximately 60 million, then 180 million in 2000, and by the end of 2010, it has grown to over 200 million.” With such an overwhelming and rapid remodelling of the demographic, there is an enormous burden on public services, in particular health care and transportation. The weaknesses in these vital sectors, and the government’s failure to adapt a financial budget to alleviate this pressure, triggered the anger of Brazil’s concentrated urban voice.
Protesters in Víctória, ES on the 28th of May (Photo courtesy of Izaias Buson)
Protesters in Víctória, ES on 28th May (Photo courtesy of Izaias Buson)
Lack of Leadership
Whilst there may be a common enemy in the shape of government, people’s boiling anger stretches across different strains of society, each with different agendas. For the government, this period is a trying one, as they struggle to understand a mass movement that has engaged so many, yet remains so fragmented.
Social media has played an integral function in how the rallies have developed their amorphous, sometimes anonymous shape. Of the 53.5 million Brazilians online -almost a third of the population- up to 86% use micro blogs or social media tools, according to polling firm Ibope. Yet whilst it was online media that brought people together, it now signals its own division. Radio, TV, and Twitter groups who incited and drove the rallies have recently resounded with condemnations of the increased violence in last week’s protests, desperately trying to disassociate and distance themselves from its current form.
The new social media technologies which constructed the means for organisation did so without centralisation and without taking on the responsibility of leadership. Squeezing together dissimilar groupings, with no particular political affinity, it may have got the government’s attention, but there is a limit on how far it can go. The high-pressure vacuum of the opposition, which was at the very heart of the protests, now begins to unravel, with scattered groups each scrambling for their own cause to be heard.
Brazil has a history of successful mass movements but the current protests seem to be trailing off more abruptly than their predecessors. After the successful movements for re-democratisation in the 1970s and 1980s, there were the ‘Caras Pintadas‘ of the early 1990s, where young people with painted faces took to the streets for the impeachment of President Fernando Collor de Mello. However, the current movement has not inherited the same clear, united objectives that have worked so effectively in the past.
A Government Response
Dilma Rousseff in a meeting with regional governors and mayors (photo: Presidency of Brazil)
Dilma Rousseff in a meeting with regional governors and mayors (photo: Presidency of Brazil)
On Tuesday 18th June in a televised speech, President Dilma Rousseff addressed the nation and the protesters, the morning after over 200,000 Brazilians had marched across various cities, declaring that “Brazil has woken up stronger today” with the on-going protests reflecting “the strength of the voice of the streets”.
By Monday 24th June, Rousseff had put forward a national plan to focus on five key areas, which include greater fiscal responsibility and control over the rising inflation; greater transparency and political reform through the formation of a constituent assembly that will tackle issues of political participation and a toughening of the laws against corruption; and an increase of up to R$50 billion on spending in public transportation as well as a reallocation of the budget to target significant problems in health care and education.
Whilst these promises come against a lagging economy, rising inflation, and a large public deficit, Rousseff plans to invest the money from Brazil’s oil rich industries into public services. Romero suggests that this initiative could well be “the means for the government to reform the political system” and thus meet the growing expectations of one of its largest mobilised opposition in 21 years.
There will also be a national plebiscite in which Rousseff has put forward topics including how campaigns are publically financed, a shift from proportional representation to district voting for Congress, and a reform against the re-election of the president, state governors, and mayors. However these points are still to be ratified by Congress.
A Temporary Truce?
The protests have won a small victory as the government has responded to their immediate demands, cancelling the rise in transport fares as well as engaging in political reform. The first step has been the overturning of the contentious PEC 37, a proposal which would have granted immunity to high officials and strengthened the power of the police.
While it may be easy to point out the failings in public services, these are weaknesses that have been around for very long. So the question on everyone’s lips is: why have people only just began protesting? Perhaps the protests reflect not just a failure of the government, and of the public services, but something deeper and more structural. Over the past ten years the psychology of the people has changed alongside the country’s cycle of economic enrichment, creating a profound shift in public expectations regariding its politicians.
There is now a perplexing silence that has settled in Brazil that seems to have quelled the majority of the rallies. However, small factions still gathered outside football stadiums after Brazil’s Confederation Cup victory, truckers continue to blockade artery roads in protest of interstate highway tolls and fuel prices, and labour unions have called for a national strike on 11th July.
With the football World Cup and the Olympic Games just around the corner, the eyes of the world are set on Brazil -and on whether the government will manage to uphold this uneasy truce.

Click here to find out what Argentines think about the protests in Brazil.

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sábado, 29 de junio de 2013

La oportunidad para que Dilma construya nuevos consensos


Tiempo Argentino
29.06.2013 | panorama internacional

La oportunidad para que Dilma construya nuevos consensos

La presidenta de Brasil puede aprovechar la fuerza de las calles, como en las artes marciales, a su favor.

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Finalmente, y contra todas las expectativas, el Mundial de Brasil se está convirtiendo en un problema de inesperadas consecuencias. Y se verá en la final de la Copa Confederaciones hasta qué punto las movilizaciones que comenzaron con una protesta por el aumento del boleto de colectivo calientan el clima en los alrededores del Estadio Maracaná en la final de España con la verdeamarelha.
Que la construcción de megaestadios para el certamen de la FIFA y para las olimpíadas de Río de Janeiro de 2016 estaba levantando indignación era algo visible desde hace tiempo. Ya una edición de nuestro suplemento Claves del Mundo del 28 de abril pasado, con el título "La otra cara del Mundial", lo había advertido. Como dijeron algunos de los columnistas en ese número, no todo era color de rosa en esta etapa en que Brasil se estrena como jugador de las grandes ligas, pero con severas cuentas pendientes hacia adentro de sus fronteras. Lo que nadie imaginaba era que en tan poco tiempo todo estallaría por los aires dejando la sensación de que nadie sabe cómo seguirá la película. Pero con la certeza, también, de que todos los ingredientes están sobre la mesa como pocas veces antes en la historia brasileña.
Se repite con acierto que Brasil es un país de consensos. Lo supo el PT, el partido creado por el metalúrgico Lula da Silva, cuando se dio cuenta de que las reivindicaciones por las que luchaba desde su sindicato paulista –que primero lo habían llevado a la formación de la Central única de Trabajadores como herramienta sindical– chocaba con la realidad de que era necesario tener representación política si no quería que su utopía terminara en una mera lucha testimonial.
Pero una síntesis de ese estilo de negociación pacífica y "civilizada" quedó plasmado –a empellones– con la ley electoral pergeñada por la dictadura que gobernó el país entre 1964 y 1985 para que nada cambiara cuando tuvieran que dejar el poder. Por eso de la "gobernabilidad".
Conocido como "sistema de preferencias", la legislación permite que cada candidato "adhiera a un partido pero a la vez junte votos de manera personal", como resalta Ricardo Romero, politólogo de la UBA y la UNSAM y habitual columnista de Tiempo Argentino. Este método garantizó hasta ahora que no haya una mayoría en el Congreso favorable a cambios profundos en la sociedad, ya que la negociación no es sólo con la oposición  sino también hacia adentro de cada partido. Y además, hay una sobre representación de los Estados menos poblados en detrimento de los más populosos, lo que en sí mismo no sería un problema, pero genera grandes diferencias entre la posición de los distritos más industrializados y los territorios donde la economía gira en torno producciones con menor valor agregado.
El PT intentó llegar al gobierno de la mano de Lula en 1989, 1994 y 1998. Estuvo cerca, pero ese poquito que faltaba para ganar convenció a los líderes "petistas" de que era necesario rendirse ante la evidencia de que sin alianzas no habría gobierno. Ese papel jugó el ex guerrillero José Dirceu, quien logró aglutinar alrededor del sindicalista a una serie de partidos menores, en un amplio abanico que iba desde la izquierda a la derecha pasando por las iglesias evangelistas. Su vicepresidente fue el fallecido empresario José Alencar, uno de los más ricos de Brasil, que había apoyado el golpe del '64.
Hace diez años, Lula llegaba al Palacio del Planalto como una esperanza para millones que al fin habían logrado coronarlo por una trayectoria impecable como dirigente gremial. Había ganado con un discurso de igualdad social y de fuerte compromiso en contra de la corrupción. Pero allí también comenzaría una saga que incluso podría llevarlo a una condena.
Porque Dirceu, para entonces su hombre de confianza y jefe de Gabinete, terminaría implicado en una denuncia de uno de los socios electorales del "travalhismo" en lo que se llamó el "escándalo del mensalão". Que no era otra cosa que el aporte económico para los partidos aliados. Pero que en boca de un hombre de la derecha más rancia como Roberto Jefferson ante la revista Veja fue el gran titular escandaloso. El PT, que prometía combatir la corrupción, soborna a diputados para que les aprueben las leyes.
Mientras tanto, Brasil desplegó una fuerte política exterior y se posicionó fuerte en el ámbito regional. Aquí también hubo un acuerdo razonable de todos los sectores en pugna. Itamaraty, la cancillería brasileña, tiene políticas nacionales a más largo plazo que los dirigentes políticos. Incluso se dice que la diplomacia brasileña es quien realmente gobierna en el Planalto. En este caso se unió la tradición internacionalista de un partido de izquierdas como el PT y la comunidad de intereses dio sus frutos: Brasil es uno de los países centrales en el siglo XXI, las empresas brasileñas se trasnacionalizaron y tienen negocios en todo el continente y más allá.
En este contexto la realización del Mundial de Fútbol y de las Olimpíadas se convirtió en una necesidad de marketing político. Por eso era importante para el gobierno, que podía demostrar los logros de una gestión encabezada por un tornero mecánico, para Itamaraty, que representa los intereses exteriores de una potencia emergente y no de un país subdesarrollado, y para los empresarios, que si ya venían ganando con los planes económicos que incorporaron casi 40 millones de pobres al consumo, con las obras públicas multiplicaron sus ingresos mucho más.
Hasta que de pronto todo parece desmoronarse. Dirceu fue condenado en octubre del año pasado y lo que comenzó como un simple aumento de un "vintén" como diría Zitarrosa, destapó una olla mucho más grande. Y del boleto se pasó a la represión, que costó la vida de unas 10 personas –otra cuenta pendiente del oficialismo, la democratización de las policías, por más que las fuerzas de seguridad dependan de los gobiernos estaduales– y de allí a protestar por los gastos multimillonarios en eventos organizados por la FIFA y el Comité Olímpico y los déficits en salud y educación.
La primera reacción de la presidenta Dilma Rousseff, cuando salió del estupor, fue decir que había oído el reclamo del pueblo. La segunda fue convocar a un referéndum con la aspiración de reformar la constitución y el sistema electoral y de representación. Los manifestantes, en tanto, consiguieron pequeñas victorias en el Congreso. Así, fue dejada de lado una reforma conocida como PEC 37, que iba a dar mayor poder para investigar a la policía en lugar de los fiscales. Los líderes de la protesta consideraban que esa medida estaba destinada a impedir que se pudiera juzgar delitos de corrupción. Pero también le dejaba las manos libres a los zorros para controlar los gallineros, dicho mal y pronto.           
También en estos días se aprobó una ley que pasa a considerar a la corrupción pública como un delito grave, lo que endurece las sentencias. Apurados por el ruido de las calles, la justicia ordenó el arresto de un diputado que había sido condenado por el desvío de fondos públicos.
Al mismo tiempo, los legisladores aprobaron destinar a las áreas de educación y salud a la totalidad de las regalías petroleras correspondientes al gobierno federal, a los estados y los municipios.
Dilma, que tiene un pasado de lucha, recordó en uno de sus discursos lo que le costó a su generación conseguir la democracia. Ahora tiene el desafío de profundizar los derechos y las garantías para todos los ciudadanos. Y ese reclamo de igualar para arriba, justo y también lógico en el marco de los millones de brasileños que ahora tienen ante sí otro horizonte de expectativas, es la gran oportunidad de conseguir lo que por las vías de los consensos no se había alcanzado.
Tras un encuentro de la presidenta con el titular del Supremo Tribunal de Justicia, Joaquim Barbosa, el primer negro en llegar a ese cargo en la historia brasileña, deslizó algunos conceptos que el gobierno debería tomar como música para sus oídos: "La democracia no está en riesgo (…) el país está sumergido en una grave crisis de legitimidad (…) Brasil está cansado de reformas de cúpulas políticas que atienden sólo sus intereses específicos."
Carlos Ayres Britto, quien fuera presidente de esa misma corte hasta finales del año pasado, sostuvo en los considerandos de la condena a Dirceu que "el sentido de las alianzas (políticas) es el de su transitoriedad", y agregó que "cada partido goza de autonomía política, administrativa y financiera. Tiene una identidad ideológica o político-filosófica que se pone en suspenso para formar alianzas en el período electoral", pero, pontificó, una vez terminado este período deben ser "substituidas por alianzas tópicas,  puntuales, episódicas, para la aprobación de proyectos específicos". Una especie de reclamo a la dirigencia para modificar esta legislación que retoma Barbosa.
Dilma está en condiciones de aprovechar la fuerza de las calles, como en las artes marciales, a su favor. Y hacer de esta crisis la oportunidad para nuevos consensos que incluyan a las mayorías que en el país del fútbol protesta contra el Mundial.  -
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sábado, 22 de junio de 2013

Más allá de las protestas

Tiempo Argentino






Más allá de las protestas

Lo sorpresivo de las movilizaciones sociales que irrumpieron las calles brasileñas, es que desconcertaron a medios e intelectuales, que inmediatamente salieron a intentar dar explicaciones sobre una protesta social que va más allá de la suba de tarifas de transporte.

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Por: 
 
Ricardo Romero.
Tanto desde la izquierda, que tiende a tildar a este movimiento de fascista, por ser jóvenes apartidarios de clase media, como desde la derecha, que intenta igualarlo al Impeachment contra Collor, tratando de presentarlo como un movimiento anticorrupción, las interpretaciones toman componentes de un país con profundas contradicciones sociales.
Si bien es cierto que tanto el gobierno de Ignacio Lula Da Silva como el de Dilma Rousseff provocaron importantes transformaciones sociales, sacando de la indigencia a millones de brasileños como principal efecto, aún quedan pendientes temas como la contención de una juventud, devenida del boom demográfico que el mismo progreso social generó, que suma expectativas y demandas a un modelo, que pareciera no incluirlos.
Si bien la manifestación tuvo su epicentro en el Movimiento Pase Libre, impulsado por organizaciones de izquierda, su perfil ideológico desbordó las reivindicaciones de base, que desde las redes sociales expresan no sólo contenidos de protesta, sino que además atacan a todo el espectro político partidario. De hecho algo que comenzó contra el opositor Geraldo Alckim (gobernador de San Pablo) hoy alcanza a la misma presidenta Rousseff.
Sin embargo, si bien hay cierta irritación, se aleja bastante del movimiento de indignados europeos, donde estos están siendo despojados de conquistas y derechos sociales. Lo cierto es que son movilizaciones que no ocurrían en Brasil desde hace 21 años, y que si bien los manifestantes lograron revertir los aumentos en las tarifas de transporte, pareciera que esto no va alcanzar. Es que las consignas se multiplicaron a lo largo del pliegue de la protesta y ahora se interpela la realización misma del Mundial 2014 y de las Olimpiadas 2016.
La organización de estos megaeventos, que ya se llevó puesto a un Secretario de Deportes, el comunista Orlando Silva, por no ceder a las presiones de la FIFA, que entre otras cosas impulsaba la venta de bebidas alcohólicas en los estadios de fútbol, ahora preocupa a Dilma Rousseff, que suspendió su viaje a Japón, y reunió a su Gabinete para afrontar una situación compleja con final incierto.
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Balance crítico de los gobiernos post-neoliberales en América Latina

http://sur.infonews.com/nota/9982/balance-critico-de-los-gobiernos-post-neoliberales-en-america-latina


Conversatorio en la UBA

Balance crítico de los gobiernos post neoliberales en América latina

El politólogo brasileño Emir Sader presentó su libro Lula-Dilma, 10 años de gobiernos post-neoliberales y dialogó con Miradas al Sur sobre las realidades actuales y las posibilidades de cambios profundos en los países de la región.

Balance crítico de los gobiernos post neoliberales en América latina

Cada tanto, el Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, como modalidad de trabajo realiza lo que llaman “conversatorios”, donde invitan a importante intelectuales para charlar con los investigadores de esa casa de estudios y reflexionar sobre temas de coyuntura. En esta ocasión, convido al Profesor Emir Sader, politólogo brasileño, vinculado al Partido de los Trabajadores y el Movimiento de los Sin Tierra, ex secretario ejecutivo de Clacso y actual Profesor en la Universidad de San Pablo y Río de Janeiro.
En un ambiente más que agradable, con medialunas y café, en una salita pequeña pero colmada con una treintena de investigadores del instituto, tras la presentación de Carolina Mera, directora del Instituto, y la presentación de Julián Rebón, ex director de la casa, Emir Sader comenzó agradeciendo el desayuno y la primavera de Buenos Aires, un elogio para la sonrisa de los participantes, para luego comenzar con la presentación de su trabajo. En esta oportunidad, el intelectual de la izquierda latinoamericana, comenzó con la presentación de su libro Lula-Dilma. 10 años de gobiernos post-neoliberales en Brasil.
Un libro que fue apoyado por el Instituto Lula, donde tuvo la libertad de invitar a 50 diferentes intelectuales para reflexionar sobre los diez años de gobierno del PT, que como casi todos los gobiernos progresistas de América latina, es un gobierno de tipo pragmático y empírico, que a consideración del Emir Sader, avanzó por la línea de menor resistencia y que Lula es la personificación de eso. El libro tiene artículos críticos referidos a temas sobre políticas de medios de comunicación, reforma agraria, medio ambiente, entre otros. Desde su publicación en portugués, en seis meses superó el millón de descargas y ahora se edita en español. (Miradas al Sur dispuso un link para su descarga en portugués, para bajarlo ir a: http://bit.ly/1Ep1EwD.
En primer término, Emir Sader abordó el concepto de post-neoliberalismo, y sostuvo que “es una categoría descriptiva, porque cuando vino el neoliberalismo desconcertó a todos, por la avalancha que traía, por la supuesta modernización de la derecha, por la expansión universal que logró. Algunas personas de la izquierda, con cierta razón, decían que el neoliberalismo era la versión más radical del capitalismo, transforma todo en mercancía, y sólo salimos de eso con el socialismo. Teóricamente podría ser, no es que cerremos el tema, porque la verdad es que el Estado de Bienestar fue un paréntesis en la lógica liberal del capitalismo, el neoliberalismo mercantiliza todo, y sólo se sale con el socialismo. Pero: ¿qué pasa con la correlación de fuerzas?, que no muestra eso, porque el neoliberalismo viene del marco de un retroceso global enorme; para mencionarlo claramente, salimos de un mundo bipolar a uno unipolar, bajo una hegemonía imperial que cambió la correlación de fuerzas, lo que implicó un cambio inmenso, y la victoria de los Estados Unidos no fue sólo una victoria política, sino que fue una victoria ideológica”.
Ampliando el concepto de victoria ideológica, Emir Sader sostuvo: “En la guerra fría había dos interpretaciones del mundo, supuestamente, una que decía que la contradicción fundamental era entre “Socialismo” y “Capitalismo”, personificado en el campo socialista, y la otra que la centraba entre “Democracia y Autoritarismo” que derrotó al totalitarismo Nazi-fascista y ahora derrotaba al estalinismo. Pero en ese marco ellos ganaron, porque como Democracia, quedó la Democracia Liberal, y el capitalismo quedó como la economía. Además, la victoria ideológica monstruosa del modo de vida norteamericano, todo lo que está aparejado con su hegemonía. Además, se agotó un ciclo largo expansivo del capitalismo, lo que para Hobsbawm había sido la era de oro del capitalismo, desde el final de la segunda guerra hasta final de los años setenta, para el ingreso a un ciclo largo recesivo. A su vez, salimos de un modelo hegemónico regulador del bienestar social, keynesiano, a un modelo liberal de mercado. Esos tres factores se conjugan para marcar un retroceso brutal en la correlación de fuerzas a escala mundial; por eso, no basta con plantear una solución socialista, porque no hubo una derrota sólo del modelo soviético, la imagen socialista, del Estado, de la política, de los partidos, de los sindicatos (guack, sonrisas) se han desprestigiado; por lo que el socialismo se debilitó”.
Este escenario provocó un cambio de polaridad, que pasó de Capitalismo-Socialismo a Neoliberalismo-AntiNeoliberalismo, según Sader: “El socialismo salió de la agenda mundial. Se puede hablar de Socialismo del siglo XXI, pero nadie puede decir que en Venezuela hay socialismo. Es un objetivo, como Fidel dijo en 1961 “seremos todos socialistas”, pero lo cierto es que salió de la agenda. Con la irrupción del neoliberalismo el tema actual es consolidación o superación. De ahí el concepto de post-neoliberalismo para gobiernos que están en procesos de superación. Es significativo que en todas las elecciones, las polarizaciones se dan entre gobiernos progresistas posneoliberales y alternativas a derecha, con programas neoliberales. Incluso en Brasil, políticos que salen del gobierno para hacer una oposición pretendidamente de izquierda van rápidamente con la derecha, sea Eduardo Campos, que era socialista, o Marina Silva, que es ecologista, asumen el modelo económico consolidado. Lo que se da es que en la sociedad está anclada la polarización neoliberalismo vs antineoliberalismo. Esa es una realidad, no es la que queremos. Y las fuerzas de ultraizquierda, con el respeto que hay que tener por ellas, no han logrado consolidarse como fuerzas alternativas, pero la idea de que vamos a salir de esto con el socialismo, no agarra apoyo en la sociedad. Esa es la polarización, por eso post-neoliberalismo, para darle un nombre que no significa nada, simplemente algo posterior”.
En definitiva, el post-neoliberalismo es expresado por las actuales gestiones en América latina y tiene elementos que lo diferencia de la etapa anterior. En palabras de Sader: “Los gobiernos progresistas tienen tres elementos en común por lo que se puede decir que han roto con lo esencial del neoliberalismo. En primer lugar, la prioridad no es el ajuste fiscal, son las políticas sociales. Porque tanto Argentina y Brasil están en estancamiento económico, o en crecimiento vegetativo, pero se siguen implementando las políticas sociales, es la prioridad en el continente de América latina, la región más desigual del mundo, por lo que es el tema central nuestro; eso ya cambia radicalmente respecto a los gobiernos neoliberales. En segundo lugar, la prioridad no son los tratados de libre comercio con Estados Unidos, sino que es la integración regional y la relación Sur-Sur, lo también cambia nuestra inserción en el mundo. En tercer lugar, no es la centralidad del mercado, se rescata al Estado como instrumento que induce el crecimiento económico y garantiza derechos sociales. Tres elementos centrales, creo, políticas sociales, alianza regional y rescate del Estado, por lo que en su naturaleza son claramente distintos a los gobiernos neoliberales”.
Si bien los gobiernos de Venezuela, Bolivia o Ecuador pueden tener componentes anticapitalistas, frente a Argentina, Uruguay y Brasil que subyace la lógica antineoliberal, para Emir Sader los mismos pueden considerarse post-neoliberales, porque “consideramos que este concepto, descriptivo, apunta a rasgos y fenómenos sin decir conceptualmente lo que es. Y sí entendemos que decir que es igual a lo que fue el neoliberalismo es equivocado, decir que es más de lo que es, es errado. Porque si bien están en el marco del capitalismo, tienen una lógica opuesta al capital. En Brasil nunca se eligió a alguien contra el mercado, ahora sí, cualquiera sea lo que corresponda a la palabra mercado. Todo el gran empresariado estuvo con la derecha, todo. La Bolsa de Valores, toda con la derecha. Porque la lógica de nuestros países es la distribución de renta. Y este gran empresariado acumula riquezas con la exportación y el consumo agroexterno del mercado, no quieren producir lo que necesitan las nuevas capas emergentes y a su vez demandan gente que tenga recursos para comprar. Esa contradicción, es porque tienen su capital en las manos y la democratización social choca con eso. Por eso hay momentos en que se juegan a invertir y también a realizar boicots políticos al gobierno, quieren seguir ganando plata pero también apuestan a cambiar políticamente”.
Como cierre, Emir Saber expuso las contradicciones de esta nueva etapa y los desafíos que tienen estos gobiernos. Al respecto dijo: “Ellos quieren producir soja o coches, y la especulación financiera para ellos es cara. Además, cuando gobiernos como Brasil, para protegerse del terrorismo inflacionario, sube la tasa de interés les facilita la especulación financiera. Entonces hay una lógica allí donde se gana mucho más en la bolsa de valores que en cualquier inversión productiva. Porque tiene más liquidez, paga menos impuestos, una lógica diabólica, que se fomenta cuando se mantiene la tasa de interés alta. Hay una contradicción ahora que hace que nuestros procesos estén en su límite. Porque no hemos cambiado la estructura de poder más profunda de nuestras sociedades. Avanzamos por la ley de menor resistencia, no hay política social neoliberal por aquí, los tratados de libre comercio en Estados Unidos no tenían buenos antecedentes, no daban grandes perspectivas para la situación regional, y todavía más con la crisis de 2008 no entender al Estado como palanca fundamental de resistencia a la crisis, es una tontería. Lo que implica un avance en ese orden, pero no rompimos con algo fundamental, la hegemonía del capital financiero, porque esta fase de ciclo largo recesivo se profundiza, porque la hegemonía no está en el capital productivo sino en el especulativo. En tanto Reagan sostenía que había que desregular todo, porque hay muchos frenos a la inversión, Marx afirmaba que el capital no está para producir sino para acumular”, síntesis que recibió el aplauso de los investigadores.

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Pasado el susto,viene el balance

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El frente neodesarrollista está en crisis

domingo, 28 de septiembre de 2014

El frente neodesarrollista está en crisis en Brasil







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Entrevista. Armando Boito Jr.

El frente neodesarrollista está en crisis en Brasil

El frente neodesarrollista  está en crisis en Brasil
armando boito jr., JUAN CARLOS GÓMEZ LEYTON, EMILIO TADDEI Y ATILIO BORóN EN LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DE LA UBA.
Brasil en Debate. Al referirse al tema, Boito Jr. comentó que: “La coyuntura brasileña presenta hoy una gran complejidad, que está inmersa en un cuadro mayor, que implica un período donde en Brasil hay una división muy clara entre el campo político neodesarrollista y el campo neoliberal ortodoxo. Digo neoliberal ortodoxo porque el campo neodesarrollista no ha roto con el neoliberalismo, pero lo ha moderado, lo ha reformado, y ésta es la división principal, a mi manera de ver”.
A su vez, siguiendo con el marco de análisis marxista, Boito Jr. relacionó la articulación social de cada campo de pensamiento. Así marcó: “El neodesarrollismo no es simplemente una corriente de pensamiento, cualquiera que sea la crítica, ella tiene, como todas las corrientes importantes de pensamiento, vínculos en la política y en la sociedad con los intereses sociales económicos de las clases. El neodesarrollismo está estructurado con la gran burguesía interna brasileña, que es una fracción de la burguesía brasileña, representa a esta fracción, pero se apoya en sectores populares, que la política neodesarrollista atiende también”.
Como reflexión, Boito Jr. sostuvo que neoliberalismo se ha extendido con tanta fuerza: “Porque hay una selección crítica de las ideas, que se han tomado las ideas neoliberales por el gran capital financiero internacional, que en Brasil la fracción de la burguesía está integrada a este capital. Por eso, también el neoliberalismo representa mucho más que una escuela de pensamiento, independiente de la conciencia de los neoliberales, y lo que importa es esta vinculación para el análisis de la política brasileña. Representa a esa fracción de la burguesía, pero se sustenta en un sector que no pertenece a la clase dominante, las capas ricas de las clases medias”.
Esta división lleva a diferentes discusiones en el campo socialista y marxista de Brasil sobre cómo deben ubicarse las clases populares. En tal sentido, Boito Jr. comentó que existen dos grandes posiciones: “Una que dice que hay que quedar fuera de esta división, porque tenemos de un lado una fracción de la burguesía, del otro lado, otra; o bien tenemos élites de los dos lados; o bien tenemos capitalismo de los dos lados, las clases populares deben quedar fuera de este juego. Las organizaciones o los intelectuales que eligen esta opción son aislados en la política en Brasil, no logran crecer, no logran una acumulación. (…) La otra posición dice que hay tomar partido entre estos campos, porque a pesar de ser una división al interior de la burguesía, esto no es indiferente para las clases populares. Este es un debate presente de máxima importancia en Brasil”.

El neodesarrollismo está en crisis. El dato más relevante, Boito Jr. lo marcó al sostener que la novedad en esta coyuntura brasileña es que el frente político neodesarrollista está en crisis, a su entender porque “las contradicciones en el interior de este frente político han sido siempre muy agudas, porque es un frente muy heterogéneo, donde tenemos una fracción de la burguesía, una de la más grande, tenemos clases medias también, junto a campesinos, obreros y trabajadores marginales, con intereses muy dispares. Ha habido siempre contradicciones pero en esta coyuntura particularmente después de 2013, se exacerbaron. Este es un primer elemento de la crisis del frente político neodesarrollista”.
Refiriéndose a la crisis, Boito Jr. atribuyó su aceleración a tres condiciones generales: la retracción del crecimiento económico, sumado a la aproximación de las elecciones, que a diferencia de 2006 y 2010 se realizan en un contexto de recesión, y a la presión de Estados Unidos en América latina. Según el brasileño: “No es solamente en Venezuela que el gobierno norteamericano coloca su dedo, no es solamente allá, es también en Argentina y en Brasil, de manera diferente, es verdad. En Brasil hay una presión enorme del FMI, que un mes sí y otro no, emite documentos contra la política económica del país, lo que provoca que el riesgo internacional presione para abajo la impresión de la evolución de la economía brasileña, a lo que se suma la presión de la prensa internacional, etc., etc., etc.”.
Sin embargo, Boito Jr. centró el problema de la crisis en las contradicciones del frente neodesarrollista, que al describirlas comentó: “El movimiento sindical viene creciendo en su número de huelgas y en la obtención de aumentos salariales, que al estar subiendo mucho empiezan a perturbar los acuerdos que existen dentro del frente. El movimiento campesino, que ha recibido una política social específica de financiación pública, de mercados institucionales; pero los campesinos sin tierra, los pobres, ha recibido muy poco, casi nada de la política social del frente neodesarrollista. Y algo interesante de la crisis, es que hay toda una capa de las clases medias que pudieron llegar a la universidad gracias a la política educacional de los gobiernos del PT, pero que no encuentran ahora empleos en el nivel del que pensaban que podían encontrar. Esto estuvo en la base de las manifestaciones de junio de 2013. Y esto abre otro debate, porque no fue una manifestación juvenil, porque los campesinos o los obreros, todos son jóvenes en algún momento de la vida, aquí fue la juventud de una capa social específica, que es esta clase media trabajadora que ha alcanzado niveles universitarios”.
¿Qué hacer? A partir de la crisis del frente neodesarrollista, según Boito Jr. surgen interrogantes, “es un momento terminal del frente neodesarrollista, o al contrario, es que este frente político logrará recomponerse, y de lograrlo, se compondrá a derecha o a izquierda. Es que este frente abre una oportunidad para el avance del movimiento popular o al contrario”. A su vez, el brasileño alertó que las contradicciones “minaron el apoyo popular del frente neodesarrollista, y que han facilitado el ataque de las fuerzas de la reacción contra las políticas del frente. No estoy diciendo que las luchas populares le hacen el juego a la derecha, porque tenemos luchas en curso que el pensamiento crítico debe sustentarlas. Pero debo decir que sí hay luchas que son instrumentalizadas por la derecha, doy un ejemplo, tal vez el más importante, los grandes medios –la prensa, la radio, la televisión– han estimulado un movimiento contra la Copa del Mundo, ‘no va a haber Copa’, ésta era la consigna, un movimiento que no aportaba nada al movimiento popular y solamente desgastaba electoralmente la candidatura del gobierno, del Partido dos Trabalhadores, y propiciando el crecimiento de los candidatos de la derecha”.

Dilma juega al ajedrez

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Observatorio Política Brasileña

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