miércoles, 8 de septiembre de 2010

Políticas Sociales en Brasil. Por Tarso Genro

Brasil: la política social del gobierno
Tarso Genro

Para hablar de las políticas sociales estratégicas del gobierno del presidente Lula es necesario que nombremos algo del proceso político de mi país. Porque no haremos comprensible la naturaleza del gobierno del presidente Lula, la relación de fuerzas que se hace en la política en Brasil, la extensión del frente político que ofrece sustentación a mi gobierno, sin algunas consideraciones respecto al proceso político nacional. Lula ha sido propuesto por mi partido, el Partido de los Trabajadores del Frente Popular, para una cuarta elección. En todos los procesos electorales anteriores los conservadores de mi país, los que defienden un modelo de desarrollo que nos ha situado hoy como deudores de 150 millones de dólares por día para sostener a la necesidad de capitales de corto plazo en mi país, decían estos señores que era imposible que la izquierda, la formación de centroizquierda que nosotros representamos, gobernara el país porque conformaríamos una situación de inestabilidad absoluta, de indeterminación para el futuro y de caos político total. Esa fue la argumentación de base que han desarrollado nuestros adversarios en las contiendas políticas. El pueblo brasileño ha considerado la esperanza como el factor fundamental de su opción política, ha derrotado al miedo y esto ha resultado en la elección del presidente Lula para gobernar mi país por cuatro años.

La propuesta central, de un nuevo modelo de desarrollo, de un nuevo tipo de inserción internacional soberana, cooperativa, autodeterminada e interdependiente, pero soberana, se ha basado en la propuesta de un nuevo tipo de federalismo en mi país, y hay que tener en consideración que el federalismo en mi país es muy centralista y autoritario. Ha sido ubicado en una formula política que es la formación en Brasil de lo que el presidente ha apuntado como el nuevo contrato social, que profundice un proceso de democratización de las instituciones públicas, políticas, en mi país y que permita la transición ordenada, permisible, negociada, pero con tensiones políticas y sociales normales, democráticas, hacia el nuevo modelo de desarrollo político-social. Esta es la cuestión clave que ha informado la victoria del presidente Lula y que es el fundamento de todas las políticas desarrolladas por mi gobierno hasta ahora.

Un nuevo contrato social

Lo que buscamos: altas tasas de crecimiento económico. Teniendo en consideración que el crecimiento económico en mi país en los últimos años fue mediocre, es necesario desarrollar una política para la inclusión de 32 millones de brasileños que viven en la pobreza absoluta y que permita una coalición social de nuevo tipo.

No sé si es conocida en Europa la situación de Brasil. Estamos al borde de una ruptura social grave. Tres días atrás fue asesinado, por primera vez en la historia de mi país que recuerde, un magistrado, un juez. Es una situación que apunta a algo similar a lo que ocurrió en Italia en la década de los 70. Con una diferencia: en Italia el terrorismo tenía una fundamentación política, el terror fue producto de una decisión política. Acá tenemos un proceso diferente. Hay un proceso de politización de la criminalidad. Los grupos criminales, organizados, incluso en el interior del Estado, pero principalmente en las regiones más pauperizadas, están en vías de politización, atacando la democracia, las autoridades, el régimen socioeconómico, pero instituyendo un proceso de ruptura de la coalición social mínima para que la democracia tenga funcionalidad.

Creo que una parte de Europa tiene la visión que acá tuvimos un gobierno socialdemócrata modernizador, una situación social estable y socioeconómica que prometía, que fundaba las bases de una edificación socialdemócrata para la sociedad brasileña. Pero la situación es de inmensa gravedad. Es una nación que tiene que pagar todos los días entorno a 150 millones de dólares, su deuda pública, y que tiene 32 millones de brasileños al borde de la sociedad formal.

La propuesta del presidente Lula del nuevo contrato social es inclusiva políticamente. La visión del gobierno no es hacer un inventario de la herencia del pasado, es organizar un conjunto de fuerzas políticas de centro y dirección a la izquierda que tengan compromisos básicos y estructurales, para hacer una transición de un modelo económico neoliberal, socialmente perverso, fundamentado en la necesidad de obtención de capitales de corto plazo para que el estado continúe procesando su existencia, para ir a otro modelo de nueva inclusión social, de nueva cohesión social, de un marco regulatorio democrático en que los conflictos no terminen en la muerte, disolución, derrota política total del otro, sino que se resuelvan por la búsqueda del consenso mínimo sin que las divergencias sean diluidas.

Esta propuesta de un nuevo contrato social que busca la estructuración de una nueva mayoría social y política para el país es la posibilidad concreta que tenemos de hacer una transición sin rupturas. Y cuando digo transición sin rupturas no se trata de una visión de conciliación, sino de una visión que concilie fuerzas sociales de políticas operantes en el proceso económico y social de Brasil en un compromiso de nueva mayoría con un objetivo concreto, para llegar a algo, alcanzar un punto de convergencia, sin que las fuerzas pierdan su identidad, especificidad ni sus compromisos, incluso corporativos, clasistas, parciales, particularistas, pero que estén articuladas entorno a este proyecto alternativo de desarrollo de modernización democrática en Brasil.

Sin cultura democrática

Brasil carece de una herencia y de una construcción de una cultura democrática. Brasil no tiene una cultura democrática sólida. Tuvimos un proceso de modernización socioeconómica en mi país a partir de lo que llamamos una revolución, en 1930, que fue modernizadora, populista, renovadora, que posibilitó un espacio de desarrollo industrial, en los modelos tradicionales de la segunda revolución industrial. Pero desde 1930 hasta hoy tuvimos muchos espacios dictatoriales, autoritarios, incluso algunos de ellos muy violentos. Hay que considerar que nada similar a nuestros hermanos argentinos, una dictadura militar con la dilapidación completa por la violencia del ente político, de los diversos sectores políticos que se desarrollaron. Pero sí que tuvimos regímenes autoritarios muy fuertes, que sofocaron la emergencia de liderazgos políticos con tradición, autoridad, relación con la cultura política y la historia de Brasil. Tanto es esto verdad que nuestros partidos, el Partido de los Trabajadores, tiene poco más de 20 años de existencia y está hoy en la hegemonía de un bloque, partidario, político, que tiene el gobierno de Brasil en sus manos. Pero no es el gobierno del Partido de los Trabajadores, y esto es muy importante para la información política de Europa, porque acá tomamos algunas informaciones de los periódicos “El PT gobierna en Brasil”: el PT es la fuerza hegemónica de una coalición política más amplia que tiene características de centroizquierda, que es la evolución posible, democrática, de la política brasileña.

En ese sentido, el presidente Lula ha organizado una Secretaría con rango ministerial, la Secretaría del Consejo de Desarrollo Económico-Social y ha innovado institucionalmente la estructura del ejecutivo, porque ha organizado un Consejo de Desarrollo Económico-Social cuya composición es de 82 ciudadanos de la sociedad civil y 10 ministros del Estado. Soy secretario ejecutivo de ese consejo y el presidente de la República es el presidente de este consejo. Tiene dos movimientos en su responsabilidad. Un movimiento a corto plazo, que es un movimiento de viabilización de las políticas sociales de largo plazo, a través de tres reformas fundamentales del estado. Este consejo hace la articulación con la sociedad civil para conformar el contenido de las reformas, en un espacio normativo en que el presidente de la República formará su juicio sobre las reformas. No serán reformas originarias de la visión estricta del partido hegemónico, sino de la visión del partido hegemónico mediada por los demás partidos que componen la coalición gubernamental y una participación directa de la sociedad civil para que la reforma que va al Parlamento sea la mejor reforma aprobada, aunque no sea la óptima. Es un acto de comprensión política y social que está en la base de la comprensión del presidente de la República, de la conformación del nuevo pacto social, para que sean viables las políticas sociales de más profundidad, que no sean meramente políticas compensatorias o sociales (que son fundamentales para la supervivencia de las personas, para la reorganización familiar, etc.).

Las tres reformas

Las tres reformas fundamentales son: la reforma tributaria, la reforma de la seguridad social y la reforma de la legislación laboral. En cuanto procesamos políticamente estas reformas, en cuanto hablamos con la sociedad para que el gobierno forme su juicio sobre la reforma posible, tenemos políticas sociales de transición que tienen una durabilidad indeterminada pero que son políticas sociales ciudadanas, o compensatorias, necesarias, para que no se establezca la ruptura total de la sociedad formal con la sociedad informal, que se está comunicando hoy, particularmente a través de la violencia y no de la inserción, de la relación política dialogada, de procesos de inclusión. Me refiero a políticas importantes, como ha sido la política de Hambre Cero que ha sido una propuesta del presidente Lula y que hace la condensación de un conjunto de medios y de microprogramas sociales, entorno a un macroprograma que tiene una Secretaría y un Ministerio especial para su desarrollo y que tienen conexión con otros ministerios y secretarías, incluso con programas interiores, algunos programas originarios del presidente Fernando Enrique. El programa Hambre Cero está en la situación actual de proyectos pilotos en los sectores más pobres, de más exclusión social en Brasil.

Tenemos grandes programas sociales de durabilidad, que hacen la conexión con cuestiones de empleo organizado artificialmente, políticas estatales de emergencia de nuevos empleos. Hay el proyecto Primer Empleo, que es una conexión que hace el Estado subsidiando a las empresas, corporaciones privadas, que abren espacio para la contratación de jóvenes. Tienen ventajas fiscales. Hay una pretensión de que hasta la mitad del año próximo tengamos 100.000 jóvenes en este programa Primer Empleo. Hay el programa Bolsa-Escuela que tiene su origen en el gobierno del actual ministro de Educación en Brasil, que fue un programa dotado por Fernando Enrique, que es el pago de un cierto valor mensual que el Estado hace a la familia para que mantenga en la escuela al niño que está en la calle. Es un subsidio a la educación que requiere del niño de la calle, porque es una forma de financiación de la familia a través de ayuda económica. Pero la cuestión de Brasil no es una cuestión de políticas sociales compensatorias, solamente de políticas de creación de empleo a través de políticas estatales. Todo esto es importante, necesario y éticamente irrenunciable, pero las políticas sociales de inclusión, con sustentabilidad y permanencia en mi país sólo serán posibles cuando realicemos las reformas fundamentales -les indicaré la importancia que tienen para mi país- y también cuando conformemos, a medio plazo, otro modelo de desarrollo económico y una inserción internacional que tenga la capacidad de establecer una cooperación al mismo nivel. Incluso para nosotros, hoy es fundamental una unidad con la Europa unificada.

La reforma tributaria en mi país. Nosotros tenemos una carga tributaria muy alta. Algo alrededor del 37% o 36% del PIB, es una carga muy elevada. La reforma tributaria no está hecha para elevar la carga y sí para ampliar la base de su incidencia y reforzar algunos sectores productivos que son fundamentales para avanzar en el desarrollo. Incluso dar sustentación, y eso es fundamental para nosotros, a las exportaciones que son el punto clave de acumulación interna que tenemos para viabilizar una relación menos perversa con la necesidad de los capitales de corto plazo que hacen que este Estado permanezca funcionando.

La reforma de la seguridad social, que acá llamamos la reforma de la presidencia, es una reforma que tiene carácter social. Acá se ha debatido mucho, por insistencia de la prensa, la reforma de la seguridad social como una cuestión del déficit público. Es una cuestión del déficit público, la reforma de la seguridad social brasileña, las pensiones, las jubilaciones, son muy onerosas y mal distribuidas internamente en el cuerpo de los jubilados. Pero la cuestión de esta reforma es también una cuestión de justicia social. Para que ustedes tengan un ejemplo, tenemos, acá, jubilaciones de 50 dólares y jubilaciones de 7.000 dólares. Esto es una injusticia insoportable pero se bate contra intereses muy concretos que se presentan como si fueran intereses universales. Y no lo son, son intereses muy particularistas, de algo como el 5% como máximo del sector público brasileño. Es necesaria la reforma de la seguridad social como elemento de justicia social, y también de reorganización de las finanzas públicas.

La otra reforma era la reforma de la legislación laboral. Hay una larga tradición doctrinaria en el derecho laboral, incluso español, de debatir la flexibilización. Para nosotros esta no es la cuestión, es una ironía que una nación que tiene así como el 55% de su fuerza de trabajo fuera de la legislación laboral, informal, hable de flexibilización. Para nosotros, lo importante es la modernización de la legislación laboral, la formalización de la informalidad, para que las personas se queden abrigadas por la seguridad social, para que el Estado recaude las contribuciones sociales, los impuestos. Una parte enorme de la fuerza de trabajo está al margen de la ley, del Estado. Hay que modernizar la legislación laboral porque hoy hay formas de contratación (horizontalización, cuarterización, intermitencia), relaciones en equipo, de trabajo, nuevas cooperaciones, que la clase obrera hace para establecer sus contratos de trabajo, que necesitan el enfoque normativo del Estado para que emerjan en la legalidad y seguridad, y para que los empleadores puedan contratar la fuerza de trabajo con tranquilidad y para que la contratación informal no se torne siempre en caso judicial, como suele ocurrir casi siempre en mi país. Simplificación, desburocratización, un tratamiento muy especial para las microempresas para que puedan contratar más, la modernización de la legislación laboralista: nuevo modelo de contrato social.

Primera conclusión: el gobierno actual hace una política financiera de respeto al derecho internacional y a los contratos y así permanecerá. No habrá ruptura de contratos porque esto nos ubicaría en una situación de inestabilidad lamentable, similar a la situación argentina en que tuvo que hacer una ruptura de los contratos por imposibilidad de cumplirlos. Nosotros tenemos condiciones de mantener nuestras relaciones contractuales internacionales, de dar sustentación a la relación sobre agencias internacionales, pero también la política concreta de descolocarnos lo más rápido posible de las necesidades de los capitales de corto plazo, porque nuestra soberanía para decidir nuestra política económica es permanentemente amenazada por la involucración de la situación global sobre los países que tienen una deuda pública muy alta.

Segunda cuestión: nuestro tránsito para un modelo de desarrollo que tenga tasas de crecimiento de un 20%, 30% o 40% superiores a la tasas de crecimiento que tuvimos hasta ahora. Brasil es un país que tiene un potencial material enorme de mar, de clima, de tierras fértiles, una industria moderna altamente desarrollada y una mano de obra de calidad, con una clase obrera con capacidad de respuesta extraordinaria. El nuevo modelo de desarrollo económico es un modelo nacionalista no xenófobo, es un modelo de integración global con preservación de un proyecto nacional de desarrollo, lo que no tuvimos hasta ahora.

Y el tercer punto es una reforma del Estado brasileño, que tiene fronteras burocráticas muy duras que separan la sociedad informal del estado, que separan al ciudadano común del estado. Por ejemplo, por primera vez en la historia de mi país, una institución como el Consejo de Desarrollo Económico-Social, tiene intervención política directa de la sociedad civil orgánica para formación del juicio del gobierno sobre las reformas. Por primera vez en la historia de mi país tenemos una discusión organizada, con la sociedad, del plan plurianual (el plan económico, social, de cuatro años), el macroplan presupuestario de cuatro años que va a regir al Estado brasileño en el próximo periodo. Estamos organizando un debate con la sociedad directamente. En este momento, en condiciones muy provisionales, porque estamos al comienzo del gobierno y esto no es costumbre en mi país. De esta forma, las políticas sociales inmediatas, necesarias, algunas de ellas permanentes, son políticas de sustentación de la estabilidad social, de la cohesión social, en dirección a un nuevo modelo económico y social para un proyecto nacional de desarrollo que tenga características de inclusión, de empleo y de profundización de la vida y la cultura democrática en Brasil.



Tarso Genro.
Ministro para el desarrollo económico y social de Brasil y alcalde de Porto Alegre en dos mandatos.

Este artículo es la transcripción de la ponencia desarrollada por el autor en el encuentro “La participación de la sociedad en el Estado de bienestar del siglo XXI”, organizado por el “Forum Europa” los días 19, 20 y 21 de marzo del 2003 en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y patrocinado por la Diputación de Barcelona.



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1 comentario:

  1. Muy bueno el articulo. Para analizar.Gracias por traerlo aquí.
    Mi blog:
    http://www.debatepopular.blogspot.com

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Balance crítico de los gobiernos post-neoliberales en América Latina

http://sur.infonews.com/nota/9982/balance-critico-de-los-gobiernos-post-neoliberales-en-america-latina


Conversatorio en la UBA

Balance crítico de los gobiernos post neoliberales en América latina

El politólogo brasileño Emir Sader presentó su libro Lula-Dilma, 10 años de gobiernos post-neoliberales y dialogó con Miradas al Sur sobre las realidades actuales y las posibilidades de cambios profundos en los países de la región.

Balance crítico de los gobiernos post neoliberales en América latina

Cada tanto, el Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, como modalidad de trabajo realiza lo que llaman “conversatorios”, donde invitan a importante intelectuales para charlar con los investigadores de esa casa de estudios y reflexionar sobre temas de coyuntura. En esta ocasión, convido al Profesor Emir Sader, politólogo brasileño, vinculado al Partido de los Trabajadores y el Movimiento de los Sin Tierra, ex secretario ejecutivo de Clacso y actual Profesor en la Universidad de San Pablo y Río de Janeiro.
En un ambiente más que agradable, con medialunas y café, en una salita pequeña pero colmada con una treintena de investigadores del instituto, tras la presentación de Carolina Mera, directora del Instituto, y la presentación de Julián Rebón, ex director de la casa, Emir Sader comenzó agradeciendo el desayuno y la primavera de Buenos Aires, un elogio para la sonrisa de los participantes, para luego comenzar con la presentación de su trabajo. En esta oportunidad, el intelectual de la izquierda latinoamericana, comenzó con la presentación de su libro Lula-Dilma. 10 años de gobiernos post-neoliberales en Brasil.
Un libro que fue apoyado por el Instituto Lula, donde tuvo la libertad de invitar a 50 diferentes intelectuales para reflexionar sobre los diez años de gobierno del PT, que como casi todos los gobiernos progresistas de América latina, es un gobierno de tipo pragmático y empírico, que a consideración del Emir Sader, avanzó por la línea de menor resistencia y que Lula es la personificación de eso. El libro tiene artículos críticos referidos a temas sobre políticas de medios de comunicación, reforma agraria, medio ambiente, entre otros. Desde su publicación en portugués, en seis meses superó el millón de descargas y ahora se edita en español. (Miradas al Sur dispuso un link para su descarga en portugués, para bajarlo ir a: http://bit.ly/1Ep1EwD.
En primer término, Emir Sader abordó el concepto de post-neoliberalismo, y sostuvo que “es una categoría descriptiva, porque cuando vino el neoliberalismo desconcertó a todos, por la avalancha que traía, por la supuesta modernización de la derecha, por la expansión universal que logró. Algunas personas de la izquierda, con cierta razón, decían que el neoliberalismo era la versión más radical del capitalismo, transforma todo en mercancía, y sólo salimos de eso con el socialismo. Teóricamente podría ser, no es que cerremos el tema, porque la verdad es que el Estado de Bienestar fue un paréntesis en la lógica liberal del capitalismo, el neoliberalismo mercantiliza todo, y sólo se sale con el socialismo. Pero: ¿qué pasa con la correlación de fuerzas?, que no muestra eso, porque el neoliberalismo viene del marco de un retroceso global enorme; para mencionarlo claramente, salimos de un mundo bipolar a uno unipolar, bajo una hegemonía imperial que cambió la correlación de fuerzas, lo que implicó un cambio inmenso, y la victoria de los Estados Unidos no fue sólo una victoria política, sino que fue una victoria ideológica”.
Ampliando el concepto de victoria ideológica, Emir Sader sostuvo: “En la guerra fría había dos interpretaciones del mundo, supuestamente, una que decía que la contradicción fundamental era entre “Socialismo” y “Capitalismo”, personificado en el campo socialista, y la otra que la centraba entre “Democracia y Autoritarismo” que derrotó al totalitarismo Nazi-fascista y ahora derrotaba al estalinismo. Pero en ese marco ellos ganaron, porque como Democracia, quedó la Democracia Liberal, y el capitalismo quedó como la economía. Además, la victoria ideológica monstruosa del modo de vida norteamericano, todo lo que está aparejado con su hegemonía. Además, se agotó un ciclo largo expansivo del capitalismo, lo que para Hobsbawm había sido la era de oro del capitalismo, desde el final de la segunda guerra hasta final de los años setenta, para el ingreso a un ciclo largo recesivo. A su vez, salimos de un modelo hegemónico regulador del bienestar social, keynesiano, a un modelo liberal de mercado. Esos tres factores se conjugan para marcar un retroceso brutal en la correlación de fuerzas a escala mundial; por eso, no basta con plantear una solución socialista, porque no hubo una derrota sólo del modelo soviético, la imagen socialista, del Estado, de la política, de los partidos, de los sindicatos (guack, sonrisas) se han desprestigiado; por lo que el socialismo se debilitó”.
Este escenario provocó un cambio de polaridad, que pasó de Capitalismo-Socialismo a Neoliberalismo-AntiNeoliberalismo, según Sader: “El socialismo salió de la agenda mundial. Se puede hablar de Socialismo del siglo XXI, pero nadie puede decir que en Venezuela hay socialismo. Es un objetivo, como Fidel dijo en 1961 “seremos todos socialistas”, pero lo cierto es que salió de la agenda. Con la irrupción del neoliberalismo el tema actual es consolidación o superación. De ahí el concepto de post-neoliberalismo para gobiernos que están en procesos de superación. Es significativo que en todas las elecciones, las polarizaciones se dan entre gobiernos progresistas posneoliberales y alternativas a derecha, con programas neoliberales. Incluso en Brasil, políticos que salen del gobierno para hacer una oposición pretendidamente de izquierda van rápidamente con la derecha, sea Eduardo Campos, que era socialista, o Marina Silva, que es ecologista, asumen el modelo económico consolidado. Lo que se da es que en la sociedad está anclada la polarización neoliberalismo vs antineoliberalismo. Esa es una realidad, no es la que queremos. Y las fuerzas de ultraizquierda, con el respeto que hay que tener por ellas, no han logrado consolidarse como fuerzas alternativas, pero la idea de que vamos a salir de esto con el socialismo, no agarra apoyo en la sociedad. Esa es la polarización, por eso post-neoliberalismo, para darle un nombre que no significa nada, simplemente algo posterior”.
En definitiva, el post-neoliberalismo es expresado por las actuales gestiones en América latina y tiene elementos que lo diferencia de la etapa anterior. En palabras de Sader: “Los gobiernos progresistas tienen tres elementos en común por lo que se puede decir que han roto con lo esencial del neoliberalismo. En primer lugar, la prioridad no es el ajuste fiscal, son las políticas sociales. Porque tanto Argentina y Brasil están en estancamiento económico, o en crecimiento vegetativo, pero se siguen implementando las políticas sociales, es la prioridad en el continente de América latina, la región más desigual del mundo, por lo que es el tema central nuestro; eso ya cambia radicalmente respecto a los gobiernos neoliberales. En segundo lugar, la prioridad no son los tratados de libre comercio con Estados Unidos, sino que es la integración regional y la relación Sur-Sur, lo también cambia nuestra inserción en el mundo. En tercer lugar, no es la centralidad del mercado, se rescata al Estado como instrumento que induce el crecimiento económico y garantiza derechos sociales. Tres elementos centrales, creo, políticas sociales, alianza regional y rescate del Estado, por lo que en su naturaleza son claramente distintos a los gobiernos neoliberales”.
Si bien los gobiernos de Venezuela, Bolivia o Ecuador pueden tener componentes anticapitalistas, frente a Argentina, Uruguay y Brasil que subyace la lógica antineoliberal, para Emir Sader los mismos pueden considerarse post-neoliberales, porque “consideramos que este concepto, descriptivo, apunta a rasgos y fenómenos sin decir conceptualmente lo que es. Y sí entendemos que decir que es igual a lo que fue el neoliberalismo es equivocado, decir que es más de lo que es, es errado. Porque si bien están en el marco del capitalismo, tienen una lógica opuesta al capital. En Brasil nunca se eligió a alguien contra el mercado, ahora sí, cualquiera sea lo que corresponda a la palabra mercado. Todo el gran empresariado estuvo con la derecha, todo. La Bolsa de Valores, toda con la derecha. Porque la lógica de nuestros países es la distribución de renta. Y este gran empresariado acumula riquezas con la exportación y el consumo agroexterno del mercado, no quieren producir lo que necesitan las nuevas capas emergentes y a su vez demandan gente que tenga recursos para comprar. Esa contradicción, es porque tienen su capital en las manos y la democratización social choca con eso. Por eso hay momentos en que se juegan a invertir y también a realizar boicots políticos al gobierno, quieren seguir ganando plata pero también apuestan a cambiar políticamente”.
Como cierre, Emir Saber expuso las contradicciones de esta nueva etapa y los desafíos que tienen estos gobiernos. Al respecto dijo: “Ellos quieren producir soja o coches, y la especulación financiera para ellos es cara. Además, cuando gobiernos como Brasil, para protegerse del terrorismo inflacionario, sube la tasa de interés les facilita la especulación financiera. Entonces hay una lógica allí donde se gana mucho más en la bolsa de valores que en cualquier inversión productiva. Porque tiene más liquidez, paga menos impuestos, una lógica diabólica, que se fomenta cuando se mantiene la tasa de interés alta. Hay una contradicción ahora que hace que nuestros procesos estén en su límite. Porque no hemos cambiado la estructura de poder más profunda de nuestras sociedades. Avanzamos por la ley de menor resistencia, no hay política social neoliberal por aquí, los tratados de libre comercio en Estados Unidos no tenían buenos antecedentes, no daban grandes perspectivas para la situación regional, y todavía más con la crisis de 2008 no entender al Estado como palanca fundamental de resistencia a la crisis, es una tontería. Lo que implica un avance en ese orden, pero no rompimos con algo fundamental, la hegemonía del capital financiero, porque esta fase de ciclo largo recesivo se profundiza, porque la hegemonía no está en el capital productivo sino en el especulativo. En tanto Reagan sostenía que había que desregular todo, porque hay muchos frenos a la inversión, Marx afirmaba que el capital no está para producir sino para acumular”, síntesis que recibió el aplauso de los investigadores.

Página 13

Pasado el susto,viene el balance

http://sur.infonews.com/nota/9980/pasado-el-susto-viene-el-balance

El frente neodesarrollista está en crisis

domingo, 28 de septiembre de 2014

El frente neodesarrollista está en crisis en Brasil







http://sur.infonews.com/nota/9676/el-frente-neodesarrollista-esta-en-crisis-en-brasil


Entrevista. Armando Boito Jr.

El frente neodesarrollista está en crisis en Brasil

El frente neodesarrollista  está en crisis en Brasil
armando boito jr., JUAN CARLOS GÓMEZ LEYTON, EMILIO TADDEI Y ATILIO BORóN EN LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DE LA UBA.
Brasil en Debate. Al referirse al tema, Boito Jr. comentó que: “La coyuntura brasileña presenta hoy una gran complejidad, que está inmersa en un cuadro mayor, que implica un período donde en Brasil hay una división muy clara entre el campo político neodesarrollista y el campo neoliberal ortodoxo. Digo neoliberal ortodoxo porque el campo neodesarrollista no ha roto con el neoliberalismo, pero lo ha moderado, lo ha reformado, y ésta es la división principal, a mi manera de ver”.
A su vez, siguiendo con el marco de análisis marxista, Boito Jr. relacionó la articulación social de cada campo de pensamiento. Así marcó: “El neodesarrollismo no es simplemente una corriente de pensamiento, cualquiera que sea la crítica, ella tiene, como todas las corrientes importantes de pensamiento, vínculos en la política y en la sociedad con los intereses sociales económicos de las clases. El neodesarrollismo está estructurado con la gran burguesía interna brasileña, que es una fracción de la burguesía brasileña, representa a esta fracción, pero se apoya en sectores populares, que la política neodesarrollista atiende también”.
Como reflexión, Boito Jr. sostuvo que neoliberalismo se ha extendido con tanta fuerza: “Porque hay una selección crítica de las ideas, que se han tomado las ideas neoliberales por el gran capital financiero internacional, que en Brasil la fracción de la burguesía está integrada a este capital. Por eso, también el neoliberalismo representa mucho más que una escuela de pensamiento, independiente de la conciencia de los neoliberales, y lo que importa es esta vinculación para el análisis de la política brasileña. Representa a esa fracción de la burguesía, pero se sustenta en un sector que no pertenece a la clase dominante, las capas ricas de las clases medias”.
Esta división lleva a diferentes discusiones en el campo socialista y marxista de Brasil sobre cómo deben ubicarse las clases populares. En tal sentido, Boito Jr. comentó que existen dos grandes posiciones: “Una que dice que hay que quedar fuera de esta división, porque tenemos de un lado una fracción de la burguesía, del otro lado, otra; o bien tenemos élites de los dos lados; o bien tenemos capitalismo de los dos lados, las clases populares deben quedar fuera de este juego. Las organizaciones o los intelectuales que eligen esta opción son aislados en la política en Brasil, no logran crecer, no logran una acumulación. (…) La otra posición dice que hay tomar partido entre estos campos, porque a pesar de ser una división al interior de la burguesía, esto no es indiferente para las clases populares. Este es un debate presente de máxima importancia en Brasil”.

El neodesarrollismo está en crisis. El dato más relevante, Boito Jr. lo marcó al sostener que la novedad en esta coyuntura brasileña es que el frente político neodesarrollista está en crisis, a su entender porque “las contradicciones en el interior de este frente político han sido siempre muy agudas, porque es un frente muy heterogéneo, donde tenemos una fracción de la burguesía, una de la más grande, tenemos clases medias también, junto a campesinos, obreros y trabajadores marginales, con intereses muy dispares. Ha habido siempre contradicciones pero en esta coyuntura particularmente después de 2013, se exacerbaron. Este es un primer elemento de la crisis del frente político neodesarrollista”.
Refiriéndose a la crisis, Boito Jr. atribuyó su aceleración a tres condiciones generales: la retracción del crecimiento económico, sumado a la aproximación de las elecciones, que a diferencia de 2006 y 2010 se realizan en un contexto de recesión, y a la presión de Estados Unidos en América latina. Según el brasileño: “No es solamente en Venezuela que el gobierno norteamericano coloca su dedo, no es solamente allá, es también en Argentina y en Brasil, de manera diferente, es verdad. En Brasil hay una presión enorme del FMI, que un mes sí y otro no, emite documentos contra la política económica del país, lo que provoca que el riesgo internacional presione para abajo la impresión de la evolución de la economía brasileña, a lo que se suma la presión de la prensa internacional, etc., etc., etc.”.
Sin embargo, Boito Jr. centró el problema de la crisis en las contradicciones del frente neodesarrollista, que al describirlas comentó: “El movimiento sindical viene creciendo en su número de huelgas y en la obtención de aumentos salariales, que al estar subiendo mucho empiezan a perturbar los acuerdos que existen dentro del frente. El movimiento campesino, que ha recibido una política social específica de financiación pública, de mercados institucionales; pero los campesinos sin tierra, los pobres, ha recibido muy poco, casi nada de la política social del frente neodesarrollista. Y algo interesante de la crisis, es que hay toda una capa de las clases medias que pudieron llegar a la universidad gracias a la política educacional de los gobiernos del PT, pero que no encuentran ahora empleos en el nivel del que pensaban que podían encontrar. Esto estuvo en la base de las manifestaciones de junio de 2013. Y esto abre otro debate, porque no fue una manifestación juvenil, porque los campesinos o los obreros, todos son jóvenes en algún momento de la vida, aquí fue la juventud de una capa social específica, que es esta clase media trabajadora que ha alcanzado niveles universitarios”.
¿Qué hacer? A partir de la crisis del frente neodesarrollista, según Boito Jr. surgen interrogantes, “es un momento terminal del frente neodesarrollista, o al contrario, es que este frente político logrará recomponerse, y de lograrlo, se compondrá a derecha o a izquierda. Es que este frente abre una oportunidad para el avance del movimiento popular o al contrario”. A su vez, el brasileño alertó que las contradicciones “minaron el apoyo popular del frente neodesarrollista, y que han facilitado el ataque de las fuerzas de la reacción contra las políticas del frente. No estoy diciendo que las luchas populares le hacen el juego a la derecha, porque tenemos luchas en curso que el pensamiento crítico debe sustentarlas. Pero debo decir que sí hay luchas que son instrumentalizadas por la derecha, doy un ejemplo, tal vez el más importante, los grandes medios –la prensa, la radio, la televisión– han estimulado un movimiento contra la Copa del Mundo, ‘no va a haber Copa’, ésta era la consigna, un movimiento que no aportaba nada al movimiento popular y solamente desgastaba electoralmente la candidatura del gobierno, del Partido dos Trabalhadores, y propiciando el crecimiento de los candidatos de la derecha”.

Dilma juega al ajedrez

http://sur.infonews.com/notas/dilma-juega-al-ajedrez

Observatorio Política Brasileña

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