viernes, 2 de abril de 2010

Brasil despues de Lula. Revista Debate. 3 de abril 2010

Brasil después de Lula

Por Arthur Ituassu El escenario político de cara a las elecciones presidenciales de octubre


Mientras en el fresco verano de Río las reparadoras “aguas de marzo” limpian las calles de Ipanema y las almas de los cariocas después del carnaval, la política está empezando a calentarse. Unos meses después del próximo gran acontecimiento que tantos brasileños esperan con ansiedad -el Mundial de Fútbol que se disputará en junio en Sudáfrica-, el país se sumergirá, el 3 de octubre, en una serie de elecciones: parlamentarias, de gobernadores estatales y de presidente, y en este último caso, de ser necesario, también habrá una segunda vuelta el 31 de ese mes.
Lo que torna tanto más fascinante a la elección presidencial es que por primera vez desde 1984 una de las grandes figuras de la moderna política brasileña, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, no será candidato. Después de afrontar tres elecciones que le resultaron adversas (las de 1989, 1994 y 1998), Lula fue elegido presidente en 2002 y ha gobernado durante dos períodos que transformaron en más de un sentido a su país. Ahora se retira del centro de la escena, ya que la Constitución brasileña impide un tercer mandato presidencial consecutivo. Sin embargo, la gestión de Lula ha sido tan exitosa que no se debe descartar la posibilidad de que vuelva a postularse en 2014. En todo caso, los brasileños se enfrentan ahora a un test democrático en el que nuevas figuras -en muchos casos, por lo demás, bien conocidas para el electorado- ocuparán el primer plano de la escena.
¿Qué nos revela este momento acerca de la naturaleza de la democracia brasileña en 2010, y acerca del impacto y del legado de Lula?

UNA DINÁMICA DE LA CONTINUIDAD
La campaña comenzará oficialmente a principios de abril. Los principales partidos se están preparando intensamente para la pelea, sobre todo los dos gigantes: el PT (Partido de los Trabajadores) del presidente Lula y el PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña) del ex presidente Fernando Henrique Cardoso. La competencia entre ellos promete ser uno de los aspectos más interesantes de la elección.
Los candidatos de los otros partidos ya están desplegando su parafernalia y haciendo todo lo que pueden para atraer la atención de los medios. Pocos días después de las glamorosas jornadas que acapararon la atención pública en el Sambódromo de Río, Marina Silva, ex ministra de medio ambiente de Lula y actualmente senadora, que se postulará a la presidencia encabezando las boletas del PV (Partido Verde), aterriza en el Santos Dumont, el aeropuerto carioca, y como el enmarañado tráfico demora su llegada a los estudios de la poderosa emisora radial CBN, envía un tweet para avisar que está en camino.
En la entrevista, declara que su campaña representa un “realineamiento de la política brasileña” que podría quebrar la polarización entre el PT y el PSDB: “Mi misión es mostrarle al pueblo que tenemos que componer una sinfonía y crear una orquesta, algo que cambie nuestro modo de producir, de consumir y de relacionarnos con la naturaleza”.
Es una imagen atractiva que, además, apunta a una verdad más profunda acerca de las próximas elecciones. Porque, en mi opinión, lo más probable es que en la elección presidencial de 2010, en realidad, la actual polarización entre las dos principales fuerzas de la arena política brasileña se consolide, lo que conducirá a estos partidos y a sus políticos más destacados -y no me refiero necesariamente a sus candidatos- a jugar un papel decisivo en el resultado. Ésa es la lógica que subyace al deseo de la senadora verde de forzar un alineamiento diferente y, al mismo tiempo, la razón por la cual no tiene la más mínima chance de ganar.
Además, yo sostendría que este actual punto muerto PT/PSDB representa una tendencia muy positiva para la organización política brasileña, una tendencia que apuntala el actual progreso económico del país que tanta atención mundial ha despertado, y, haya o no una segunda vuelta el 31 de octubre, asegura una continuidad sin fisuras. También vale la pena señalar la sustancia política de esta continuidad: hoy, en Brasil, nadie quiere estar “a la derecha”.

SERRA Y ROUSSEFF
Una pista que indica la posible configuración del Brasil pos Lula es que los candidatos más seguros de los dos partidos mayoritarios han sido, ambos, funcionarios del área presidencial. José Serra, el gobernador de San Pablo, que representa al PSDB, es un político muy experimentado de altísimo perfil en el estado más rico del país; pero también alcanzó visibilidad y poder en el plano nacional como ministro de salud del gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1994-2002). Por lo demás, en 2002, tras superar en la interna a otro de los ministros de Cardoso, Serra se convirtió en el candidato presidencial de su partido, aunque finalmente sería derrotado por Lula en la que sería la primera victoria del ex obrero metalúrgico.
Por su parte Dilma Rousseff, jefa de gabinete del gobierno de Lula, no ha sido nunca candidata en elecciones nacionales. Su ascenso al poder se vio facilitado por los escándalos de corrupción de 2006-2007 -que estallaron al hacerse públicos los mensalaos, los sobornos que recibieron varios diputados para favorecer proyectos del Ejecutivo-, que sepultaron a figuras influyentes del PT como José Dirceu, antecesor de Roussef en el cargo de jefe de gabinete, y Antonio Palocci, ex ministro de economía, que de no haber sido por aquellos escándalos habrían sido candidatos seguros a la presidencia.
Dilma Rousseff, que como su nombre lo sugiere es producto de la gran diáspora búlgara que también produjo al venezolano Teodoro Petkoff, ha estado esforzándose al máximo durante meses por capitalizar los beneficios de su cercanía con un presidente que goza de una enorme popularidad. De hecho, la influyente consultora Datafolha ha difundido los resultados de una encuesta según la cual el nivel de aprobación pública conque cuenta Lula es el más alto que haya alcanzado un presidente brasileño desde 1990: el 73 por ciento de los brasileños dicen que el gobierno de Lula es “bueno” o “muy bueno”. No habrá que sorprenderse si Dilma recorre el país flanqueada por Lula y aparece a menudo fotografiada junto a él.
Sin embargo, ya es evidente que se está haciendo un esfuerzo por convertir la elección de 2010 en una comparación entre los dos gobiernos más largos de Brasil, desde que en 1985 concluyera la dictadura militar: el de Cardoso (1994-2002) y el de Lula (2002-2010). La exaltación retórica no ha esperado el comienzo oficial de la campaña: el nuevo jefe del PT, José Eduardo Dutra, dijo en noviembre de 2009 que los brasileños “compararán dos proyectos que ya conocen”, en tanto que Cardoso le replicó que “Lula está pasando por un momento de euforia que lo conduce a distorsionar lo que ocurrió en mi gobierno”.
Esta comparación terminará agotándose en los próximos meses, y en ello jugarán un papel clave los logros económicos (muy similares) que caracterizaron a ambos gobiernos. Los que defienden a Cardoso se verán obligados a sostener que el contexto lo es todo: porque fue el Plan Real de Cardoso el que equilibró la economía brasileña después de décadas de inestabilidad crónica y le dejó a Lula una libertad de maniobra envidiable.

UN CAMINO COMPARTIDO
La tendencia a la consolidación de un duopolio político estable en el corazón de la democracia brasileña, también resulta favorecida por el carácter pragmático de la política tal como se desarrolló en el país desde la restauración de la democracia. Las dos últimas décadas han fortalecido a los partidos políticos y -aun con un líder popular como Lula-, han disminuido la tendencia alguna vez dominante a la “personalización” que exaltaba al carisma como principio político. De hecho, el politólogo brasileño César Romero Jacob ha escrito que, en Brasil, cualquiera sea el candidato a la presidencia deberá trabajar teniendo en cuenta por lo menos cuatro “estructuras de poder”: la clase media urbana educada, los evangélicos, el populismo de la periferia y las oligarquías regionales.
Lula, por ejemplo, hizo una alianza con los evangélicos cuando eligió a José Alencar para el cargo de vicepresidente. Alencar, del PRB (Partido Republicano Brasileño), es un político conservador que ha criticado públicamente la homosexualidad y el casamiento entre personas del mismo sexo. El actual presidente, siempre amado por la clase media urbana brasileña, cosechó muchos votos en la periferia y entre las oligarquías regionales (a menudo a través del apoyo de políticos que cuentan con una fuerte base regional, como el ex presidente José Sarney en el norte y el nordeste de Brasil).
Además, el éxito de los programas sociales de Lula, como el de la “Bolsa Familia” -que distribuye una pequeña suma de dinero a quince millones de familias brasileñas y ha tenido un enorme impacto en la mejora de su nivel de vida- no sólo ayuda a reducir la pobreza sino que también fortalece a las autoridades políticas locales en regiones muy pobres en las que las oligarquías tradicionales cuentan con un enorme poder, garantizándole así al gobierno apoyo político (y votos) en la periferia.

NÚMEROS Y ALIANZAS
Es cierto que este proceso comenzó durante el gobierno de Cardoso, pero se consolidó y expandió durante el de Lula, y esto puede favorecer a Dilma Rousseff. De hecho, algunas encuestas sugieren que el 40 por ciento de los que reciben la Bolsa Familia votarán por Dilma Rousseff, contra un 25 por ciento que prefieren a José Serra. En un sentido amplio, las mismas alianzas y estrategias que hicieron posibles los triunfos de Lula en 2002 y 2006 –después de tres derrotas sucesivas-, serán el soporte de Dilma Rousseff en 2010.
El PSDB, por su parte, sin el beneficio que implica estar en la cima del poder, también intenta construir una coalición que lo lleve a la victoria. La figura clave para la estrategia política del partido es Aécio Neves, gobernador del estado de Minas Gerais. Neves es el nieto de Tancredo Neves, un político de predicamento histórico estrechamente ligado al proceso de democratización del país: había sido elegido presidente por el Congreso brasileño en 1985, en la primera elección libre después de dos décadas de gobierno del régimen militar, pero murió antes de asumir el cargo.
Aécio Neves ha cumplido dos mandatos como gobernador de Minas Gerais, cuyo caudal electoral sólo es superado por el del estado de San Pablo, y logró conservar más de un 70 por ciento de popularidad entre los mineiros. Aunque nunca ha ocultado su deseo de ser el candidato presidencial del PSDB en la elección del 3 de octubre próximo, el hecho de ser más joven que Serra, una figura señera del partido, no le ha permitido por ahora superarlo en la interna. Esta circunstancia hace que la perspectiva de una fórmula José Serra-Aécio Neves resulte muy atractiva para el PSDB, aunque todavía habrá que convencer a Neves de las virtudes de ser un candidato a vicepresidente. Esta sociedad podría asegurarle al PSDB una mayoría electoral en Minas Gerais y un fuerte apoyo de los políticos vinculados con el poderoso gobernador y, además, morigerar las críticas de aquellos que consideran a Serra demasiado paulista y lo ven como un político más bien arrogante.
En el PSDB hay incluso quienes imaginan que una fórmula así abriría un camino glorioso hacia una hegemonía política que podría extenderse a lo largo de dieciséis años: una reelección de Serra en 2014, y luego una transmisión del mando de éste a Neves para completar dos mandatos más. Evidentemente, en la era Lula los brasileños han aprendido a soñar.
En esta etapa preliminar, lo que está en juego es el resultado en 2010. José Serra va adelante en las encuestas, aunque Dilma Rousseff se le está acercando: según Datafolha, cuenta ahora con un 32 por ciento de apoyo contra un 28 por ciento para Dilma, en tanto que en diciembre de 2009 la brecha era mayor: 37 por ciento para Serra y 23 por ciento para Dilma. Pero estos dos grandes rivales no aparecen como muy diferentes en el plano político: ambos son centralistas y, como políticos, valoran la capacidad de gestión.
Pero sea cual fuere el resultado de la elección, el actual mapa político de Brasil garantiza la existencia de una oposición fuerte y de una fuente alternativa de poder, lo que fortalece las instituciones políticas del país y la continuidad política.
En términos generales, los gobiernos de Cardoso y de Lula fueron muy similares. Ambos mantuvieron la estabilidad económica y aplicaron políticas en áreas sociales que habían sido completamente descuidadas durante décadas. Cardoso puso más énfasis en la salud pública y la educación primaria, Lula en el nivel universitario, la Bolsa Familia y la infraestructura.
También puede ser que el Partido de los Trabajadores crea más que el Partido de la Social Democracia Brasileña en la capacidad del Estado a la hora de resolver problemas económicos y sociales. Los dos partidos también tienen enfoques relativamente diferentes en cuanto a la política exterior, aunque esto también tiene sus límites; tanto Serra como Cardoso podrían ser considerados “liberales” en el sentido que tiene este adjetivo en Estados Unidos.
Así, el PSDB no es de ninguna manera un partido de la “derecha” política brasileña, aun cuando eso es lo que el PT querría que fuera. Los pesedebistas son mucho más socialdemócratas que liberales o conservadores. Pero también es cierto que la necesidad de celebrar alianzas políticas ha llevado al PT a desplazarse de la izquierda hacia el centro, y a mantenerse allí.
En este contexto, la polarización partidaria no sólo garantiza una continuidad sino que convierte a la centroizquierda en la fuerza dominante en el país, y aunque pueda parecer paradójico, esto hace que la elección de 2010 resulte más interesante que cualquier otra de su historia política. Por eso podemos volver a decir: bienvenido a la política, Brasil. 

* Profesor de relaciones internacionales en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, Brasil. Copyright Open Democracy y Debate

1 comentario:

  1. Creo que las ultimas elecciones demuestran en el voto lo peleado que esta en las opiniones de quien debe ser el presidente Brasil y que de alguna manera también cuenta el hecho de ser una persona nueva a conocer y que sea mujer.
    Mi blog:
    http://www.debatepopular.blogspot.com

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Balance crítico de los gobiernos post-neoliberales en América Latina

http://sur.infonews.com/nota/9982/balance-critico-de-los-gobiernos-post-neoliberales-en-america-latina


Conversatorio en la UBA

Balance crítico de los gobiernos post neoliberales en América latina

El politólogo brasileño Emir Sader presentó su libro Lula-Dilma, 10 años de gobiernos post-neoliberales y dialogó con Miradas al Sur sobre las realidades actuales y las posibilidades de cambios profundos en los países de la región.

Balance crítico de los gobiernos post neoliberales en América latina

Cada tanto, el Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, como modalidad de trabajo realiza lo que llaman “conversatorios”, donde invitan a importante intelectuales para charlar con los investigadores de esa casa de estudios y reflexionar sobre temas de coyuntura. En esta ocasión, convido al Profesor Emir Sader, politólogo brasileño, vinculado al Partido de los Trabajadores y el Movimiento de los Sin Tierra, ex secretario ejecutivo de Clacso y actual Profesor en la Universidad de San Pablo y Río de Janeiro.
En un ambiente más que agradable, con medialunas y café, en una salita pequeña pero colmada con una treintena de investigadores del instituto, tras la presentación de Carolina Mera, directora del Instituto, y la presentación de Julián Rebón, ex director de la casa, Emir Sader comenzó agradeciendo el desayuno y la primavera de Buenos Aires, un elogio para la sonrisa de los participantes, para luego comenzar con la presentación de su trabajo. En esta oportunidad, el intelectual de la izquierda latinoamericana, comenzó con la presentación de su libro Lula-Dilma. 10 años de gobiernos post-neoliberales en Brasil.
Un libro que fue apoyado por el Instituto Lula, donde tuvo la libertad de invitar a 50 diferentes intelectuales para reflexionar sobre los diez años de gobierno del PT, que como casi todos los gobiernos progresistas de América latina, es un gobierno de tipo pragmático y empírico, que a consideración del Emir Sader, avanzó por la línea de menor resistencia y que Lula es la personificación de eso. El libro tiene artículos críticos referidos a temas sobre políticas de medios de comunicación, reforma agraria, medio ambiente, entre otros. Desde su publicación en portugués, en seis meses superó el millón de descargas y ahora se edita en español. (Miradas al Sur dispuso un link para su descarga en portugués, para bajarlo ir a: http://bit.ly/1Ep1EwD.
En primer término, Emir Sader abordó el concepto de post-neoliberalismo, y sostuvo que “es una categoría descriptiva, porque cuando vino el neoliberalismo desconcertó a todos, por la avalancha que traía, por la supuesta modernización de la derecha, por la expansión universal que logró. Algunas personas de la izquierda, con cierta razón, decían que el neoliberalismo era la versión más radical del capitalismo, transforma todo en mercancía, y sólo salimos de eso con el socialismo. Teóricamente podría ser, no es que cerremos el tema, porque la verdad es que el Estado de Bienestar fue un paréntesis en la lógica liberal del capitalismo, el neoliberalismo mercantiliza todo, y sólo se sale con el socialismo. Pero: ¿qué pasa con la correlación de fuerzas?, que no muestra eso, porque el neoliberalismo viene del marco de un retroceso global enorme; para mencionarlo claramente, salimos de un mundo bipolar a uno unipolar, bajo una hegemonía imperial que cambió la correlación de fuerzas, lo que implicó un cambio inmenso, y la victoria de los Estados Unidos no fue sólo una victoria política, sino que fue una victoria ideológica”.
Ampliando el concepto de victoria ideológica, Emir Sader sostuvo: “En la guerra fría había dos interpretaciones del mundo, supuestamente, una que decía que la contradicción fundamental era entre “Socialismo” y “Capitalismo”, personificado en el campo socialista, y la otra que la centraba entre “Democracia y Autoritarismo” que derrotó al totalitarismo Nazi-fascista y ahora derrotaba al estalinismo. Pero en ese marco ellos ganaron, porque como Democracia, quedó la Democracia Liberal, y el capitalismo quedó como la economía. Además, la victoria ideológica monstruosa del modo de vida norteamericano, todo lo que está aparejado con su hegemonía. Además, se agotó un ciclo largo expansivo del capitalismo, lo que para Hobsbawm había sido la era de oro del capitalismo, desde el final de la segunda guerra hasta final de los años setenta, para el ingreso a un ciclo largo recesivo. A su vez, salimos de un modelo hegemónico regulador del bienestar social, keynesiano, a un modelo liberal de mercado. Esos tres factores se conjugan para marcar un retroceso brutal en la correlación de fuerzas a escala mundial; por eso, no basta con plantear una solución socialista, porque no hubo una derrota sólo del modelo soviético, la imagen socialista, del Estado, de la política, de los partidos, de los sindicatos (guack, sonrisas) se han desprestigiado; por lo que el socialismo se debilitó”.
Este escenario provocó un cambio de polaridad, que pasó de Capitalismo-Socialismo a Neoliberalismo-AntiNeoliberalismo, según Sader: “El socialismo salió de la agenda mundial. Se puede hablar de Socialismo del siglo XXI, pero nadie puede decir que en Venezuela hay socialismo. Es un objetivo, como Fidel dijo en 1961 “seremos todos socialistas”, pero lo cierto es que salió de la agenda. Con la irrupción del neoliberalismo el tema actual es consolidación o superación. De ahí el concepto de post-neoliberalismo para gobiernos que están en procesos de superación. Es significativo que en todas las elecciones, las polarizaciones se dan entre gobiernos progresistas posneoliberales y alternativas a derecha, con programas neoliberales. Incluso en Brasil, políticos que salen del gobierno para hacer una oposición pretendidamente de izquierda van rápidamente con la derecha, sea Eduardo Campos, que era socialista, o Marina Silva, que es ecologista, asumen el modelo económico consolidado. Lo que se da es que en la sociedad está anclada la polarización neoliberalismo vs antineoliberalismo. Esa es una realidad, no es la que queremos. Y las fuerzas de ultraizquierda, con el respeto que hay que tener por ellas, no han logrado consolidarse como fuerzas alternativas, pero la idea de que vamos a salir de esto con el socialismo, no agarra apoyo en la sociedad. Esa es la polarización, por eso post-neoliberalismo, para darle un nombre que no significa nada, simplemente algo posterior”.
En definitiva, el post-neoliberalismo es expresado por las actuales gestiones en América latina y tiene elementos que lo diferencia de la etapa anterior. En palabras de Sader: “Los gobiernos progresistas tienen tres elementos en común por lo que se puede decir que han roto con lo esencial del neoliberalismo. En primer lugar, la prioridad no es el ajuste fiscal, son las políticas sociales. Porque tanto Argentina y Brasil están en estancamiento económico, o en crecimiento vegetativo, pero se siguen implementando las políticas sociales, es la prioridad en el continente de América latina, la región más desigual del mundo, por lo que es el tema central nuestro; eso ya cambia radicalmente respecto a los gobiernos neoliberales. En segundo lugar, la prioridad no son los tratados de libre comercio con Estados Unidos, sino que es la integración regional y la relación Sur-Sur, lo también cambia nuestra inserción en el mundo. En tercer lugar, no es la centralidad del mercado, se rescata al Estado como instrumento que induce el crecimiento económico y garantiza derechos sociales. Tres elementos centrales, creo, políticas sociales, alianza regional y rescate del Estado, por lo que en su naturaleza son claramente distintos a los gobiernos neoliberales”.
Si bien los gobiernos de Venezuela, Bolivia o Ecuador pueden tener componentes anticapitalistas, frente a Argentina, Uruguay y Brasil que subyace la lógica antineoliberal, para Emir Sader los mismos pueden considerarse post-neoliberales, porque “consideramos que este concepto, descriptivo, apunta a rasgos y fenómenos sin decir conceptualmente lo que es. Y sí entendemos que decir que es igual a lo que fue el neoliberalismo es equivocado, decir que es más de lo que es, es errado. Porque si bien están en el marco del capitalismo, tienen una lógica opuesta al capital. En Brasil nunca se eligió a alguien contra el mercado, ahora sí, cualquiera sea lo que corresponda a la palabra mercado. Todo el gran empresariado estuvo con la derecha, todo. La Bolsa de Valores, toda con la derecha. Porque la lógica de nuestros países es la distribución de renta. Y este gran empresariado acumula riquezas con la exportación y el consumo agroexterno del mercado, no quieren producir lo que necesitan las nuevas capas emergentes y a su vez demandan gente que tenga recursos para comprar. Esa contradicción, es porque tienen su capital en las manos y la democratización social choca con eso. Por eso hay momentos en que se juegan a invertir y también a realizar boicots políticos al gobierno, quieren seguir ganando plata pero también apuestan a cambiar políticamente”.
Como cierre, Emir Saber expuso las contradicciones de esta nueva etapa y los desafíos que tienen estos gobiernos. Al respecto dijo: “Ellos quieren producir soja o coches, y la especulación financiera para ellos es cara. Además, cuando gobiernos como Brasil, para protegerse del terrorismo inflacionario, sube la tasa de interés les facilita la especulación financiera. Entonces hay una lógica allí donde se gana mucho más en la bolsa de valores que en cualquier inversión productiva. Porque tiene más liquidez, paga menos impuestos, una lógica diabólica, que se fomenta cuando se mantiene la tasa de interés alta. Hay una contradicción ahora que hace que nuestros procesos estén en su límite. Porque no hemos cambiado la estructura de poder más profunda de nuestras sociedades. Avanzamos por la ley de menor resistencia, no hay política social neoliberal por aquí, los tratados de libre comercio en Estados Unidos no tenían buenos antecedentes, no daban grandes perspectivas para la situación regional, y todavía más con la crisis de 2008 no entender al Estado como palanca fundamental de resistencia a la crisis, es una tontería. Lo que implica un avance en ese orden, pero no rompimos con algo fundamental, la hegemonía del capital financiero, porque esta fase de ciclo largo recesivo se profundiza, porque la hegemonía no está en el capital productivo sino en el especulativo. En tanto Reagan sostenía que había que desregular todo, porque hay muchos frenos a la inversión, Marx afirmaba que el capital no está para producir sino para acumular”, síntesis que recibió el aplauso de los investigadores.

Página 13

Pasado el susto,viene el balance

http://sur.infonews.com/nota/9980/pasado-el-susto-viene-el-balance

El frente neodesarrollista está en crisis

domingo, 28 de septiembre de 2014

El frente neodesarrollista está en crisis en Brasil







http://sur.infonews.com/nota/9676/el-frente-neodesarrollista-esta-en-crisis-en-brasil


Entrevista. Armando Boito Jr.

El frente neodesarrollista está en crisis en Brasil

El frente neodesarrollista  está en crisis en Brasil
armando boito jr., JUAN CARLOS GÓMEZ LEYTON, EMILIO TADDEI Y ATILIO BORóN EN LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DE LA UBA.
Brasil en Debate. Al referirse al tema, Boito Jr. comentó que: “La coyuntura brasileña presenta hoy una gran complejidad, que está inmersa en un cuadro mayor, que implica un período donde en Brasil hay una división muy clara entre el campo político neodesarrollista y el campo neoliberal ortodoxo. Digo neoliberal ortodoxo porque el campo neodesarrollista no ha roto con el neoliberalismo, pero lo ha moderado, lo ha reformado, y ésta es la división principal, a mi manera de ver”.
A su vez, siguiendo con el marco de análisis marxista, Boito Jr. relacionó la articulación social de cada campo de pensamiento. Así marcó: “El neodesarrollismo no es simplemente una corriente de pensamiento, cualquiera que sea la crítica, ella tiene, como todas las corrientes importantes de pensamiento, vínculos en la política y en la sociedad con los intereses sociales económicos de las clases. El neodesarrollismo está estructurado con la gran burguesía interna brasileña, que es una fracción de la burguesía brasileña, representa a esta fracción, pero se apoya en sectores populares, que la política neodesarrollista atiende también”.
Como reflexión, Boito Jr. sostuvo que neoliberalismo se ha extendido con tanta fuerza: “Porque hay una selección crítica de las ideas, que se han tomado las ideas neoliberales por el gran capital financiero internacional, que en Brasil la fracción de la burguesía está integrada a este capital. Por eso, también el neoliberalismo representa mucho más que una escuela de pensamiento, independiente de la conciencia de los neoliberales, y lo que importa es esta vinculación para el análisis de la política brasileña. Representa a esa fracción de la burguesía, pero se sustenta en un sector que no pertenece a la clase dominante, las capas ricas de las clases medias”.
Esta división lleva a diferentes discusiones en el campo socialista y marxista de Brasil sobre cómo deben ubicarse las clases populares. En tal sentido, Boito Jr. comentó que existen dos grandes posiciones: “Una que dice que hay que quedar fuera de esta división, porque tenemos de un lado una fracción de la burguesía, del otro lado, otra; o bien tenemos élites de los dos lados; o bien tenemos capitalismo de los dos lados, las clases populares deben quedar fuera de este juego. Las organizaciones o los intelectuales que eligen esta opción son aislados en la política en Brasil, no logran crecer, no logran una acumulación. (…) La otra posición dice que hay tomar partido entre estos campos, porque a pesar de ser una división al interior de la burguesía, esto no es indiferente para las clases populares. Este es un debate presente de máxima importancia en Brasil”.

El neodesarrollismo está en crisis. El dato más relevante, Boito Jr. lo marcó al sostener que la novedad en esta coyuntura brasileña es que el frente político neodesarrollista está en crisis, a su entender porque “las contradicciones en el interior de este frente político han sido siempre muy agudas, porque es un frente muy heterogéneo, donde tenemos una fracción de la burguesía, una de la más grande, tenemos clases medias también, junto a campesinos, obreros y trabajadores marginales, con intereses muy dispares. Ha habido siempre contradicciones pero en esta coyuntura particularmente después de 2013, se exacerbaron. Este es un primer elemento de la crisis del frente político neodesarrollista”.
Refiriéndose a la crisis, Boito Jr. atribuyó su aceleración a tres condiciones generales: la retracción del crecimiento económico, sumado a la aproximación de las elecciones, que a diferencia de 2006 y 2010 se realizan en un contexto de recesión, y a la presión de Estados Unidos en América latina. Según el brasileño: “No es solamente en Venezuela que el gobierno norteamericano coloca su dedo, no es solamente allá, es también en Argentina y en Brasil, de manera diferente, es verdad. En Brasil hay una presión enorme del FMI, que un mes sí y otro no, emite documentos contra la política económica del país, lo que provoca que el riesgo internacional presione para abajo la impresión de la evolución de la economía brasileña, a lo que se suma la presión de la prensa internacional, etc., etc., etc.”.
Sin embargo, Boito Jr. centró el problema de la crisis en las contradicciones del frente neodesarrollista, que al describirlas comentó: “El movimiento sindical viene creciendo en su número de huelgas y en la obtención de aumentos salariales, que al estar subiendo mucho empiezan a perturbar los acuerdos que existen dentro del frente. El movimiento campesino, que ha recibido una política social específica de financiación pública, de mercados institucionales; pero los campesinos sin tierra, los pobres, ha recibido muy poco, casi nada de la política social del frente neodesarrollista. Y algo interesante de la crisis, es que hay toda una capa de las clases medias que pudieron llegar a la universidad gracias a la política educacional de los gobiernos del PT, pero que no encuentran ahora empleos en el nivel del que pensaban que podían encontrar. Esto estuvo en la base de las manifestaciones de junio de 2013. Y esto abre otro debate, porque no fue una manifestación juvenil, porque los campesinos o los obreros, todos son jóvenes en algún momento de la vida, aquí fue la juventud de una capa social específica, que es esta clase media trabajadora que ha alcanzado niveles universitarios”.
¿Qué hacer? A partir de la crisis del frente neodesarrollista, según Boito Jr. surgen interrogantes, “es un momento terminal del frente neodesarrollista, o al contrario, es que este frente político logrará recomponerse, y de lograrlo, se compondrá a derecha o a izquierda. Es que este frente abre una oportunidad para el avance del movimiento popular o al contrario”. A su vez, el brasileño alertó que las contradicciones “minaron el apoyo popular del frente neodesarrollista, y que han facilitado el ataque de las fuerzas de la reacción contra las políticas del frente. No estoy diciendo que las luchas populares le hacen el juego a la derecha, porque tenemos luchas en curso que el pensamiento crítico debe sustentarlas. Pero debo decir que sí hay luchas que son instrumentalizadas por la derecha, doy un ejemplo, tal vez el más importante, los grandes medios –la prensa, la radio, la televisión– han estimulado un movimiento contra la Copa del Mundo, ‘no va a haber Copa’, ésta era la consigna, un movimiento que no aportaba nada al movimiento popular y solamente desgastaba electoralmente la candidatura del gobierno, del Partido dos Trabalhadores, y propiciando el crecimiento de los candidatos de la derecha”.

Dilma juega al ajedrez

http://sur.infonews.com/notas/dilma-juega-al-ajedrez

Observatorio Política Brasileña

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