A la crisis parlamentaria y de gabinete se le suma la social. Esta semana, el Movimiento de los Sin Tierra y V�a Campesina se movilizaron hacia Brasilia, sede del gobierno federal, y marcharon por la Explanada de los Ministerios, en la principal avenida de esa ciudad que concentra a las oficinas de los principales poderes p�blicos. Unos 20 mil manifestantes se constituyeron en la primera marcha de masas contra la gesti�n de Dilma Rousseff.
All�, el movimiento campesino expuso sus demandas a Rousseff, en un pliego con unas veinte reivindicaciones, donde se destacan, principalmente, el reclamo del 10 por ciento del PBI a la educaci�n p�blica y gratuita; una reforma laboral que incluya la reducci�n de la jornada sin disminuci�n de salarios; la prohibici�n del uso de agrot�xicos en la agricultura, y la legendaria bandera de la Reforma Agraria. Cuando el dirigente Joao Paulo Rodrigues se dirigi� a sus compa�eros, sostuvo: ��Nuestra reivindicaci�n es simple, liberen las partidas presupuestarias sin asignar para asentar a las familias acampadas!�. Ante la arenga, los campesinos corearon: �De los Sin Tierra, Dilma se olvid�, al latifundio ella enriqueci�.
La problem�tica agraria es un punto estructural para Brasil. Si bien el presidente Lula asegura haber entregado durante su gesti�n tierras a unas 600 mil familias, incrementando un 129 por ciento las destinadas a la reforma agraria, la medida no logr� revertir la fuerte concentraci�n de latifundios, donde el 1 por ciento de la poblaci�n concentra el 45 por ciento de las tierras cultivables, como sentenci� el �ltimo censo agrario (2006). Por eso, los movimientos campesinos sostienen que existen unas cuatro millones de familia sin tierra y que, a su vez, unas 200 mil familias viven en campamentos sin infraestructura b�sica. Adem�s, por el boom de los agronegocios, la concentraci�n de la tierra tiende a aumentar, desatando una especulaci�n sobre la compra de hect�reas y profundizando la brecha en la distribuci�n de la propiedad.
Esta desigualdad, precisamente, fue lo que dio origen al MST, uno de los movimientos sociales mejor organizados de Am�rica latina, y con una estructura que lo ha convertido en un emblema de la lucha campesina. No s�lo por haber conseguido tierras para los pobres del campo, sino tambi�n por haber desplegado una serie de formas productivas y asociativas y pr�cticas sociales educativas que son ejemplos reconocidos por organizaciones internacionales como la Unesco y la misma FAO, donde recientemente fue electo el brasile�o Jos� Graziano da Silva, como su Director General.
La designaci�n de Graziano al frente de la FAO fue reivindicada por Joao Pedro St�dile, principal dirigente del MST y la v�a Campesina-Brasil. Este profesional destacado en seguridad alimentaria fue ministro de Lula y mentor del programa Hambre Cero, antecesor del actual Bolsa Familia, que permiti� sacar a unas 40 millones de personas de la pobreza. Sobre la nominaci�n de Graziano, St�dile sostuvo a la revista Viento Sur: �Reviste un simbolismo importante para los luchadores sociales del Brasil, ya que tras la fundaci�n de la FAO en la d�cada de 1950, su primer secretario general fue Josu� de Castro, un luchador social brasile�o, autor de la tesis de la geograf�a del hambre y que muri� en el exilio durante la dictadura militar. Ahora, el cargo vuelve a ser ocupado por un brasile�o, que tambi�n defiende la reforma agraria y la lucha contra el hambre�.
Justamente, un tema ambiental, el C�digo Forestal, donde en mayo los diputados aprobaron modificaciones contra la voluntad de Dilma Rousseff, provoc� la paralizaci�n parlamentaria. Adem�s, las acusaciones de corrupci�n generaron la renuncia de cuatro ministros y parece no parar. De hecho, el Ministro de Ciudades, Mario Negromonte, fue acusado por su propia organizaci�n, el Partido Progresista �cuarto m�s grande en la coalici�n de gobierno� de presionar a sus diputados, lo que podr�a provocar el alejamiento de su cargo. A su vez, el senador opositor del PSDB, Alvaro Dias, carg� contra el Ministro de Comunicaciones Paulo Bernardo, cit�ndolo al Congreso y acus�ndolo de realizar contrataciones irregulares.
Ahora se suman los reclamos sociales poniendo al gobierno de Rousseff un punto central para pensar una pol�tica sustentable de desarrollo para Brasil que preserve su medio ambiente.
Ricardo Romero es polit�logo UBA/Unsam
Fuente original: http://sur.elargentino.com/notas/los-sin-tierra-sin-dilma-rousseff
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