martes, 28 de septiembre de 2010
martes, 21 de septiembre de 2010
Lula El Hijo de Brasil. Por Ricardo Romero
Lula: El Hijo de Brasil
Ricardo Romero
Politólogo UBA/UNSAM
www.politicabrasileña.com.ar
Mientras Brasil encara la recta final a la presidencia, y los segundos de televisión parecen decisivos para ganar la contienda, de hecho Dilma le sacó una contundente ventaja a Serra a partir de la propaganda oficial, muchos petistas ponen el peso sobre el filme Lula: El Hijo de Brasil, la historia del presidente brasileño, para alcanzar el éxito en primera vuelta.
Una producción de 15 millones de reales (unos 35 millones de pesos) fue la base para trasponer una investigación periodística de Denise Paraná, editada en 2003 por la Fundación Perseu Abramo, que relata la vida de Lula desde su infancia hasta su devenir como dirigente obrero. Esta pesquisa fue realizada en la Universidad de San Pablo, compuesta de entrevistas a Lula y personas relacionadas a su vida y esta publicada en Argentina.
Tal fue la apuesta, que el director de la película es Luiz Carlos Barreto, oportunamente nominado al Oscar por O Quatrilho, quien expone la historia narrada por Paraná desde ambientes originales, como el pueblo donde nació Lula (Garanhuns) hasta los mismos conglomerados urbanos del ABC de San Pablo.
Si bien, producto del relato cinematográfico, la película centra la historia en el heroísmo de Lula para superar las dificultades, sin duda, el concepto de “Hijo de Brasil” cuadra en una historia de vida que acompaña las transformaciones del país carioca.
El niño nordestino que padece la pobreza junto a madre, pasando por un joven lustrabotas que sobrevive en la ciudad, hasta llegar al líder metalúrgico que participa en la fundación de la CUT y el P; son síntesis de ese Brasil que contiene una base industrial en San Pablo conviviendo con regiones excluidas en el corazón brasileño.
Si bien el estreno en Brasil tuvo menos espectadores de lo esperado, unas 500 mil personas la vieron, en Argentina, esta película puede traer nostalgias, simpatías y alientos a construir un proyecto político. Sin duda, quienes alientan a nuevas propuestas para la región verán que las mismas necesitan un arraigo en lo popular. Para pensar…
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Políticas Sociales en Brasil. Por Tarso Genro
Brasil: la política social del gobierno
Tarso Genro
Para hablar de las políticas sociales estratégicas del gobierno del presidente Lula es necesario que nombremos algo del proceso político de mi país. Porque no haremos comprensible la naturaleza del gobierno del presidente Lula, la relación de fuerzas que se hace en la política en Brasil, la extensión del frente político que ofrece sustentación a mi gobierno, sin algunas consideraciones respecto al proceso político nacional. Lula ha sido propuesto por mi partido, el Partido de los Trabajadores del Frente Popular, para una cuarta elección. En todos los procesos electorales anteriores los conservadores de mi país, los que defienden un modelo de desarrollo que nos ha situado hoy como deudores de 150 millones de dólares por día para sostener a la necesidad de capitales de corto plazo en mi país, decían estos señores que era imposible que la izquierda, la formación de centroizquierda que nosotros representamos, gobernara el país porque conformaríamos una situación de inestabilidad absoluta, de indeterminación para el futuro y de caos político total. Esa fue la argumentación de base que han desarrollado nuestros adversarios en las contiendas políticas. El pueblo brasileño ha considerado la esperanza como el factor fundamental de su opción política, ha derrotado al miedo y esto ha resultado en la elección del presidente Lula para gobernar mi país por cuatro años.
La propuesta central, de un nuevo modelo de desarrollo, de un nuevo tipo de inserción internacional soberana, cooperativa, autodeterminada e interdependiente, pero soberana, se ha basado en la propuesta de un nuevo tipo de federalismo en mi país, y hay que tener en consideración que el federalismo en mi país es muy centralista y autoritario. Ha sido ubicado en una formula política que es la formación en Brasil de lo que el presidente ha apuntado como el nuevo contrato social, que profundice un proceso de democratización de las instituciones públicas, políticas, en mi país y que permita la transición ordenada, permisible, negociada, pero con tensiones políticas y sociales normales, democráticas, hacia el nuevo modelo de desarrollo político-social. Esta es la cuestión clave que ha informado la victoria del presidente Lula y que es el fundamento de todas las políticas desarrolladas por mi gobierno hasta ahora.
Un nuevo contrato social
Lo que buscamos: altas tasas de crecimiento económico. Teniendo en consideración que el crecimiento económico en mi país en los últimos años fue mediocre, es necesario desarrollar una política para la inclusión de 32 millones de brasileños que viven en la pobreza absoluta y que permita una coalición social de nuevo tipo.
No sé si es conocida en Europa la situación de Brasil. Estamos al borde de una ruptura social grave. Tres días atrás fue asesinado, por primera vez en la historia de mi país que recuerde, un magistrado, un juez. Es una situación que apunta a algo similar a lo que ocurrió en Italia en la década de los 70. Con una diferencia: en Italia el terrorismo tenía una fundamentación política, el terror fue producto de una decisión política. Acá tenemos un proceso diferente. Hay un proceso de politización de la criminalidad. Los grupos criminales, organizados, incluso en el interior del Estado, pero principalmente en las regiones más pauperizadas, están en vías de politización, atacando la democracia, las autoridades, el régimen socioeconómico, pero instituyendo un proceso de ruptura de la coalición social mínima para que la democracia tenga funcionalidad.
Creo que una parte de Europa tiene la visión que acá tuvimos un gobierno socialdemócrata modernizador, una situación social estable y socioeconómica que prometía, que fundaba las bases de una edificación socialdemócrata para la sociedad brasileña. Pero la situación es de inmensa gravedad. Es una nación que tiene que pagar todos los días entorno a 150 millones de dólares, su deuda pública, y que tiene 32 millones de brasileños al borde de la sociedad formal.
La propuesta del presidente Lula del nuevo contrato social es inclusiva políticamente. La visión del gobierno no es hacer un inventario de la herencia del pasado, es organizar un conjunto de fuerzas políticas de centro y dirección a la izquierda que tengan compromisos básicos y estructurales, para hacer una transición de un modelo económico neoliberal, socialmente perverso, fundamentado en la necesidad de obtención de capitales de corto plazo para que el estado continúe procesando su existencia, para ir a otro modelo de nueva inclusión social, de nueva cohesión social, de un marco regulatorio democrático en que los conflictos no terminen en la muerte, disolución, derrota política total del otro, sino que se resuelvan por la búsqueda del consenso mínimo sin que las divergencias sean diluidas.
Esta propuesta de un nuevo contrato social que busca la estructuración de una nueva mayoría social y política para el país es la posibilidad concreta que tenemos de hacer una transición sin rupturas. Y cuando digo transición sin rupturas no se trata de una visión de conciliación, sino de una visión que concilie fuerzas sociales de políticas operantes en el proceso económico y social de Brasil en un compromiso de nueva mayoría con un objetivo concreto, para llegar a algo, alcanzar un punto de convergencia, sin que las fuerzas pierdan su identidad, especificidad ni sus compromisos, incluso corporativos, clasistas, parciales, particularistas, pero que estén articuladas entorno a este proyecto alternativo de desarrollo de modernización democrática en Brasil.
Sin cultura democrática
Brasil carece de una herencia y de una construcción de una cultura democrática. Brasil no tiene una cultura democrática sólida. Tuvimos un proceso de modernización socioeconómica en mi país a partir de lo que llamamos una revolución, en 1930, que fue modernizadora, populista, renovadora, que posibilitó un espacio de desarrollo industrial, en los modelos tradicionales de la segunda revolución industrial. Pero desde 1930 hasta hoy tuvimos muchos espacios dictatoriales, autoritarios, incluso algunos de ellos muy violentos. Hay que considerar que nada similar a nuestros hermanos argentinos, una dictadura militar con la dilapidación completa por la violencia del ente político, de los diversos sectores políticos que se desarrollaron. Pero sí que tuvimos regímenes autoritarios muy fuertes, que sofocaron la emergencia de liderazgos políticos con tradición, autoridad, relación con la cultura política y la historia de Brasil. Tanto es esto verdad que nuestros partidos, el Partido de los Trabajadores, tiene poco más de 20 años de existencia y está hoy en la hegemonía de un bloque, partidario, político, que tiene el gobierno de Brasil en sus manos. Pero no es el gobierno del Partido de los Trabajadores, y esto es muy importante para la información política de Europa, porque acá tomamos algunas informaciones de los periódicos “El PT gobierna en Brasil”: el PT es la fuerza hegemónica de una coalición política más amplia que tiene características de centroizquierda, que es la evolución posible, democrática, de la política brasileña.
En ese sentido, el presidente Lula ha organizado una Secretaría con rango ministerial, la Secretaría del Consejo de Desarrollo Económico-Social y ha innovado institucionalmente la estructura del ejecutivo, porque ha organizado un Consejo de Desarrollo Económico-Social cuya composición es de 82 ciudadanos de la sociedad civil y 10 ministros del Estado. Soy secretario ejecutivo de ese consejo y el presidente de la República es el presidente de este consejo. Tiene dos movimientos en su responsabilidad. Un movimiento a corto plazo, que es un movimiento de viabilización de las políticas sociales de largo plazo, a través de tres reformas fundamentales del estado. Este consejo hace la articulación con la sociedad civil para conformar el contenido de las reformas, en un espacio normativo en que el presidente de la República formará su juicio sobre las reformas. No serán reformas originarias de la visión estricta del partido hegemónico, sino de la visión del partido hegemónico mediada por los demás partidos que componen la coalición gubernamental y una participación directa de la sociedad civil para que la reforma que va al Parlamento sea la mejor reforma aprobada, aunque no sea la óptima. Es un acto de comprensión política y social que está en la base de la comprensión del presidente de la República, de la conformación del nuevo pacto social, para que sean viables las políticas sociales de más profundidad, que no sean meramente políticas compensatorias o sociales (que son fundamentales para la supervivencia de las personas, para la reorganización familiar, etc.).
Las tres reformas
Las tres reformas fundamentales son: la reforma tributaria, la reforma de la seguridad social y la reforma de la legislación laboral. En cuanto procesamos políticamente estas reformas, en cuanto hablamos con la sociedad para que el gobierno forme su juicio sobre la reforma posible, tenemos políticas sociales de transición que tienen una durabilidad indeterminada pero que son políticas sociales ciudadanas, o compensatorias, necesarias, para que no se establezca la ruptura total de la sociedad formal con la sociedad informal, que se está comunicando hoy, particularmente a través de la violencia y no de la inserción, de la relación política dialogada, de procesos de inclusión. Me refiero a políticas importantes, como ha sido la política de Hambre Cero que ha sido una propuesta del presidente Lula y que hace la condensación de un conjunto de medios y de microprogramas sociales, entorno a un macroprograma que tiene una Secretaría y un Ministerio especial para su desarrollo y que tienen conexión con otros ministerios y secretarías, incluso con programas interiores, algunos programas originarios del presidente Fernando Enrique. El programa Hambre Cero está en la situación actual de proyectos pilotos en los sectores más pobres, de más exclusión social en Brasil.
Tenemos grandes programas sociales de durabilidad, que hacen la conexión con cuestiones de empleo organizado artificialmente, políticas estatales de emergencia de nuevos empleos. Hay el proyecto Primer Empleo, que es una conexión que hace el Estado subsidiando a las empresas, corporaciones privadas, que abren espacio para la contratación de jóvenes. Tienen ventajas fiscales. Hay una pretensión de que hasta la mitad del año próximo tengamos 100.000 jóvenes en este programa Primer Empleo. Hay el programa Bolsa-Escuela que tiene su origen en el gobierno del actual ministro de Educación en Brasil, que fue un programa dotado por Fernando Enrique, que es el pago de un cierto valor mensual que el Estado hace a la familia para que mantenga en la escuela al niño que está en la calle. Es un subsidio a la educación que requiere del niño de la calle, porque es una forma de financiación de la familia a través de ayuda económica. Pero la cuestión de Brasil no es una cuestión de políticas sociales compensatorias, solamente de políticas de creación de empleo a través de políticas estatales. Todo esto es importante, necesario y éticamente irrenunciable, pero las políticas sociales de inclusión, con sustentabilidad y permanencia en mi país sólo serán posibles cuando realicemos las reformas fundamentales -les indicaré la importancia que tienen para mi país- y también cuando conformemos, a medio plazo, otro modelo de desarrollo económico y una inserción internacional que tenga la capacidad de establecer una cooperación al mismo nivel. Incluso para nosotros, hoy es fundamental una unidad con la Europa unificada.
La reforma tributaria en mi país. Nosotros tenemos una carga tributaria muy alta. Algo alrededor del 37% o 36% del PIB, es una carga muy elevada. La reforma tributaria no está hecha para elevar la carga y sí para ampliar la base de su incidencia y reforzar algunos sectores productivos que son fundamentales para avanzar en el desarrollo. Incluso dar sustentación, y eso es fundamental para nosotros, a las exportaciones que son el punto clave de acumulación interna que tenemos para viabilizar una relación menos perversa con la necesidad de los capitales de corto plazo que hacen que este Estado permanezca funcionando.
La reforma de la seguridad social, que acá llamamos la reforma de la presidencia, es una reforma que tiene carácter social. Acá se ha debatido mucho, por insistencia de la prensa, la reforma de la seguridad social como una cuestión del déficit público. Es una cuestión del déficit público, la reforma de la seguridad social brasileña, las pensiones, las jubilaciones, son muy onerosas y mal distribuidas internamente en el cuerpo de los jubilados. Pero la cuestión de esta reforma es también una cuestión de justicia social. Para que ustedes tengan un ejemplo, tenemos, acá, jubilaciones de 50 dólares y jubilaciones de 7.000 dólares. Esto es una injusticia insoportable pero se bate contra intereses muy concretos que se presentan como si fueran intereses universales. Y no lo son, son intereses muy particularistas, de algo como el 5% como máximo del sector público brasileño. Es necesaria la reforma de la seguridad social como elemento de justicia social, y también de reorganización de las finanzas públicas.
La otra reforma era la reforma de la legislación laboral. Hay una larga tradición doctrinaria en el derecho laboral, incluso español, de debatir la flexibilización. Para nosotros esta no es la cuestión, es una ironía que una nación que tiene así como el 55% de su fuerza de trabajo fuera de la legislación laboral, informal, hable de flexibilización. Para nosotros, lo importante es la modernización de la legislación laboral, la formalización de la informalidad, para que las personas se queden abrigadas por la seguridad social, para que el Estado recaude las contribuciones sociales, los impuestos. Una parte enorme de la fuerza de trabajo está al margen de la ley, del Estado. Hay que modernizar la legislación laboral porque hoy hay formas de contratación (horizontalización, cuarterización, intermitencia), relaciones en equipo, de trabajo, nuevas cooperaciones, que la clase obrera hace para establecer sus contratos de trabajo, que necesitan el enfoque normativo del Estado para que emerjan en la legalidad y seguridad, y para que los empleadores puedan contratar la fuerza de trabajo con tranquilidad y para que la contratación informal no se torne siempre en caso judicial, como suele ocurrir casi siempre en mi país. Simplificación, desburocratización, un tratamiento muy especial para las microempresas para que puedan contratar más, la modernización de la legislación laboralista: nuevo modelo de contrato social.
Primera conclusión: el gobierno actual hace una política financiera de respeto al derecho internacional y a los contratos y así permanecerá. No habrá ruptura de contratos porque esto nos ubicaría en una situación de inestabilidad lamentable, similar a la situación argentina en que tuvo que hacer una ruptura de los contratos por imposibilidad de cumplirlos. Nosotros tenemos condiciones de mantener nuestras relaciones contractuales internacionales, de dar sustentación a la relación sobre agencias internacionales, pero también la política concreta de descolocarnos lo más rápido posible de las necesidades de los capitales de corto plazo, porque nuestra soberanía para decidir nuestra política económica es permanentemente amenazada por la involucración de la situación global sobre los países que tienen una deuda pública muy alta.
Segunda cuestión: nuestro tránsito para un modelo de desarrollo que tenga tasas de crecimiento de un 20%, 30% o 40% superiores a la tasas de crecimiento que tuvimos hasta ahora. Brasil es un país que tiene un potencial material enorme de mar, de clima, de tierras fértiles, una industria moderna altamente desarrollada y una mano de obra de calidad, con una clase obrera con capacidad de respuesta extraordinaria. El nuevo modelo de desarrollo económico es un modelo nacionalista no xenófobo, es un modelo de integración global con preservación de un proyecto nacional de desarrollo, lo que no tuvimos hasta ahora.
Y el tercer punto es una reforma del Estado brasileño, que tiene fronteras burocráticas muy duras que separan la sociedad informal del estado, que separan al ciudadano común del estado. Por ejemplo, por primera vez en la historia de mi país, una institución como el Consejo de Desarrollo Económico-Social, tiene intervención política directa de la sociedad civil orgánica para formación del juicio del gobierno sobre las reformas. Por primera vez en la historia de mi país tenemos una discusión organizada, con la sociedad, del plan plurianual (el plan económico, social, de cuatro años), el macroplan presupuestario de cuatro años que va a regir al Estado brasileño en el próximo periodo. Estamos organizando un debate con la sociedad directamente. En este momento, en condiciones muy provisionales, porque estamos al comienzo del gobierno y esto no es costumbre en mi país. De esta forma, las políticas sociales inmediatas, necesarias, algunas de ellas permanentes, son políticas de sustentación de la estabilidad social, de la cohesión social, en dirección a un nuevo modelo económico y social para un proyecto nacional de desarrollo que tenga características de inclusión, de empleo y de profundización de la vida y la cultura democrática en Brasil.
Tarso Genro.
Ministro para el desarrollo económico y social de Brasil y alcalde de Porto Alegre en dos mandatos.
Este artículo es la transcripción de la ponencia desarrollada por el autor en el encuentro “La participación de la sociedad en el Estado de bienestar del siglo XXI”, organizado por el “Forum Europa” los días 19, 20 y 21 de marzo del 2003 en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y patrocinado por la Diputación de Barcelona.
Balance crítico de los gobiernos post-neoliberales en América Latina
15 de Noviembre de 2014
Conversatorio en la UBA
Balance crítico de los gobiernos post neoliberales en América latina
El politólogo brasileño Emir Sader presentó su libro Lula-Dilma, 10 años de gobiernos post-neoliberales y dialogó con Miradas al Sur sobre las realidades actuales y las posibilidades de cambios profundos en los países de la región.
Ricardo Romero. Politólogo UBA/UNSAM
Cada tanto, el Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, como modalidad de trabajo realiza lo que llaman “conversatorios”, donde invitan a importante intelectuales para charlar con los investigadores de esa casa de estudios y reflexionar sobre temas de coyuntura. En esta ocasión, convido al Profesor Emir Sader, politólogo brasileño, vinculado al Partido de los Trabajadores y el Movimiento de los Sin Tierra, ex secretario ejecutivo de Clacso y actual Profesor en la Universidad de San Pablo y Río de Janeiro.
En un ambiente más que agradable, con medialunas y café, en una salita pequeña pero colmada con una treintena de investigadores del instituto, tras la presentación de Carolina Mera, directora del Instituto, y la presentación de Julián Rebón, ex director de la casa, Emir Sader comenzó agradeciendo el desayuno y la primavera de Buenos Aires, un elogio para la sonrisa de los participantes, para luego comenzar con la presentación de su trabajo. En esta oportunidad, el intelectual de la izquierda latinoamericana, comenzó con la presentación de su libro Lula-Dilma. 10 años de gobiernos post-neoliberales en Brasil.
Un libro que fue apoyado por el Instituto Lula, donde tuvo la libertad de invitar a 50 diferentes intelectuales para reflexionar sobre los diez años de gobierno del PT, que como casi todos los gobiernos progresistas de América latina, es un gobierno de tipo pragmático y empírico, que a consideración del Emir Sader, avanzó por la línea de menor resistencia y que Lula es la personificación de eso. El libro tiene artículos críticos referidos a temas sobre políticas de medios de comunicación, reforma agraria, medio ambiente, entre otros. Desde su publicación en portugués, en seis meses superó el millón de descargas y ahora se edita en español. (Miradas al Sur dispuso un link para su descarga en portugués, para bajarlo ir a: http://bit.ly/1Ep1EwD.
En primer término, Emir Sader abordó el concepto de post-neoliberalismo, y sostuvo que “es una categoría descriptiva, porque cuando vino el neoliberalismo desconcertó a todos, por la avalancha que traía, por la supuesta modernización de la derecha, por la expansión universal que logró. Algunas personas de la izquierda, con cierta razón, decían que el neoliberalismo era la versión más radical del capitalismo, transforma todo en mercancía, y sólo salimos de eso con el socialismo. Teóricamente podría ser, no es que cerremos el tema, porque la verdad es que el Estado de Bienestar fue un paréntesis en la lógica liberal del capitalismo, el neoliberalismo mercantiliza todo, y sólo se sale con el socialismo. Pero: ¿qué pasa con la correlación de fuerzas?, que no muestra eso, porque el neoliberalismo viene del marco de un retroceso global enorme; para mencionarlo claramente, salimos de un mundo bipolar a uno unipolar, bajo una hegemonía imperial que cambió la correlación de fuerzas, lo que implicó un cambio inmenso, y la victoria de los Estados Unidos no fue sólo una victoria política, sino que fue una victoria ideológica”.
Ampliando el concepto de victoria ideológica, Emir Sader sostuvo: “En la guerra fría había dos interpretaciones del mundo, supuestamente, una que decía que la contradicción fundamental era entre “Socialismo” y “Capitalismo”, personificado en el campo socialista, y la otra que la centraba entre “Democracia y Autoritarismo” que derrotó al totalitarismo Nazi-fascista y ahora derrotaba al estalinismo. Pero en ese marco ellos ganaron, porque como Democracia, quedó la Democracia Liberal, y el capitalismo quedó como la economía. Además, la victoria ideológica monstruosa del modo de vida norteamericano, todo lo que está aparejado con su hegemonía. Además, se agotó un ciclo largo expansivo del capitalismo, lo que para Hobsbawm había sido la era de oro del capitalismo, desde el final de la segunda guerra hasta final de los años setenta, para el ingreso a un ciclo largo recesivo. A su vez, salimos de un modelo hegemónico regulador del bienestar social, keynesiano, a un modelo liberal de mercado. Esos tres factores se conjugan para marcar un retroceso brutal en la correlación de fuerzas a escala mundial; por eso, no basta con plantear una solución socialista, porque no hubo una derrota sólo del modelo soviético, la imagen socialista, del Estado, de la política, de los partidos, de los sindicatos (guack, sonrisas) se han desprestigiado; por lo que el socialismo se debilitó”.
Este escenario provocó un cambio de polaridad, que pasó de Capitalismo-Socialismo a Neoliberalismo-AntiNeoliberalismo, según Sader: “El socialismo salió de la agenda mundial. Se puede hablar de Socialismo del siglo XXI, pero nadie puede decir que en Venezuela hay socialismo. Es un objetivo, como Fidel dijo en 1961 “seremos todos socialistas”, pero lo cierto es que salió de la agenda. Con la irrupción del neoliberalismo el tema actual es consolidación o superación. De ahí el concepto de post-neoliberalismo para gobiernos que están en procesos de superación. Es significativo que en todas las elecciones, las polarizaciones se dan entre gobiernos progresistas posneoliberales y alternativas a derecha, con programas neoliberales. Incluso en Brasil, políticos que salen del gobierno para hacer una oposición pretendidamente de izquierda van rápidamente con la derecha, sea Eduardo Campos, que era socialista, o Marina Silva, que es ecologista, asumen el modelo económico consolidado. Lo que se da es que en la sociedad está anclada la polarización neoliberalismo vs antineoliberalismo. Esa es una realidad, no es la que queremos. Y las fuerzas de ultraizquierda, con el respeto que hay que tener por ellas, no han logrado consolidarse como fuerzas alternativas, pero la idea de que vamos a salir de esto con el socialismo, no agarra apoyo en la sociedad. Esa es la polarización, por eso post-neoliberalismo, para darle un nombre que no significa nada, simplemente algo posterior”.
En definitiva, el post-neoliberalismo es expresado por las actuales gestiones en América latina y tiene elementos que lo diferencia de la etapa anterior. En palabras de Sader: “Los gobiernos progresistas tienen tres elementos en común por lo que se puede decir que han roto con lo esencial del neoliberalismo. En primer lugar, la prioridad no es el ajuste fiscal, son las políticas sociales. Porque tanto Argentina y Brasil están en estancamiento económico, o en crecimiento vegetativo, pero se siguen implementando las políticas sociales, es la prioridad en el continente de América latina, la región más desigual del mundo, por lo que es el tema central nuestro; eso ya cambia radicalmente respecto a los gobiernos neoliberales. En segundo lugar, la prioridad no son los tratados de libre comercio con Estados Unidos, sino que es la integración regional y la relación Sur-Sur, lo también cambia nuestra inserción en el mundo. En tercer lugar, no es la centralidad del mercado, se rescata al Estado como instrumento que induce el crecimiento económico y garantiza derechos sociales. Tres elementos centrales, creo, políticas sociales, alianza regional y rescate del Estado, por lo que en su naturaleza son claramente distintos a los gobiernos neoliberales”.
Si bien los gobiernos de Venezuela, Bolivia o Ecuador pueden tener componentes anticapitalistas, frente a Argentina, Uruguay y Brasil que subyace la lógica antineoliberal, para Emir Sader los mismos pueden considerarse post-neoliberales, porque “consideramos que este concepto, descriptivo, apunta a rasgos y fenómenos sin decir conceptualmente lo que es. Y sí entendemos que decir que es igual a lo que fue el neoliberalismo es equivocado, decir que es más de lo que es, es errado. Porque si bien están en el marco del capitalismo, tienen una lógica opuesta al capital. En Brasil nunca se eligió a alguien contra el mercado, ahora sí, cualquiera sea lo que corresponda a la palabra mercado. Todo el gran empresariado estuvo con la derecha, todo. La Bolsa de Valores, toda con la derecha. Porque la lógica de nuestros países es la distribución de renta. Y este gran empresariado acumula riquezas con la exportación y el consumo agroexterno del mercado, no quieren producir lo que necesitan las nuevas capas emergentes y a su vez demandan gente que tenga recursos para comprar. Esa contradicción, es porque tienen su capital en las manos y la democratización social choca con eso. Por eso hay momentos en que se juegan a invertir y también a realizar boicots políticos al gobierno, quieren seguir ganando plata pero también apuestan a cambiar políticamente”.
Como cierre, Emir Saber expuso las contradicciones de esta nueva etapa y los desafíos que tienen estos gobiernos. Al respecto dijo: “Ellos quieren producir soja o coches, y la especulación financiera para ellos es cara. Además, cuando gobiernos como Brasil, para protegerse del terrorismo inflacionario, sube la tasa de interés les facilita la especulación financiera. Entonces hay una lógica allí donde se gana mucho más en la bolsa de valores que en cualquier inversión productiva. Porque tiene más liquidez, paga menos impuestos, una lógica diabólica, que se fomenta cuando se mantiene la tasa de interés alta. Hay una contradicción ahora que hace que nuestros procesos estén en su límite. Porque no hemos cambiado la estructura de poder más profunda de nuestras sociedades. Avanzamos por la ley de menor resistencia, no hay política social neoliberal por aquí, los tratados de libre comercio en Estados Unidos no tenían buenos antecedentes, no daban grandes perspectivas para la situación regional, y todavía más con la crisis de 2008 no entender al Estado como palanca fundamental de resistencia a la crisis, es una tontería. Lo que implica un avance en ese orden, pero no rompimos con algo fundamental, la hegemonía del capital financiero, porque esta fase de ciclo largo recesivo se profundiza, porque la hegemonía no está en el capital productivo sino en el especulativo. En tanto Reagan sostenía que había que desregular todo, porque hay muchos frenos a la inversión, Marx afirmaba que el capital no está para producir sino para acumular”, síntesis que recibió el aplauso de los investigadores.
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Pasado el susto,viene el balance
15 de Noviembre de 2014
Entrevista. Emir Sader. Politólogo. Escritor
Pasado el susto, viene el balance
Ricardo Romero. Politólogo UBA/UNSAM
Luego de presentar el eje central de su libro ante los investigadores del Instituto Gino Germani, el politólogo Emir Sader abordó el análisis de las elecciones en Brasil en una conversación junto a Miradas al Sur. Para abrir la charla, comenzó con un comentario: “Pasado el susto, ahora tomamos conciencia, como luego de cruzar la calle y ser casi atropellado, uno sale y entiende que casi fue muerto”, un punto de partida para comprender lo intensa que fue la confrontación entre Dilma Rousseff y Aécio Neves. Al respecto, comentó: “La violencia de la campaña fue del tamaño de lo que estaba en juego. El error fundamental del gobierno del PT fue no haber avanzado en la democratización de los medios de comunicación. Porque actúan creando consensos que después son difíciles de desmontar. Más allá que la simple comparación de gobiernos del PT con el gobierno de Cardoso es una cobardía. Si bien se avanzaba a la victoria en primer turno, cuando aparecieron otros factores, y el avión se tumbó, porque creo que se tumbó, el escenario cambió, porque la polarización del candidato de Cardoso y el de Lula es otro caso. Porque perdieron 2002, 2006, 2010 y ahora, y van a perder 2018 en adelante, porque ellos tienen un modelo económico, que ahora es rescatado directamente del neoliberalismo, ¡inclusive han traído economistas del gobierno de Cardoso siendo presentados como exitosos! Para decir cosas como que la economía brasileña no crece porque el salario mínimo está alto”.
–¿Pero lo primero fue el factor Marina Silva?
–No voy a hablar de los hechos, insisto que el avión fue tumbado, y cambió el escenario al surgir una candidata que intenta estar por encima de las polarizaciones políticas, y una ecologista se presta para eso, y apareció con la idea de la nueva política, e inmediatamente recibió el apoyo de la derecha, que no tiene candidato, tiene el anti Lula, el anti Dilma o el anti PT, por lo que termina eligiendo a una ecologista, que había trabajado con Chico Mendes, ¡cualquiera!. El esquema es: ¿quién va a ser el anti?, ¿Es ésta?, bueno vamos por acá. Porque como el PT viene ganando en todos lados, quieren sacarlos como sea. En Argentina también sucede, quieren impulsar cualquier candidato que nuclee el antikirchnerismo.
–¿En definitiva, constituye una polarización?
–“Sí, porque dividen el país, como en Argentina entre kirchnerismo y antikirchnerismo, allá entre PT y anti PT. Que es lo que les conviene, porque por distintas razones puede haber desgastes de los que están en el gobierno, pero no se tratan los temas centrales, que es la naturaleza de un gobierno y del otro, sobre todo en Brasil, donde es el país más desigual del continente más desigual, no se analiza lo que se ha hecho. La razón fundamental de este es la democratización social de este gobierno, el que va por el nordeste no cree lo que está sucediendo, es impresionante. Si Dilma siempre tuvo más del 70% allí, no es por una máquina estatal, no, no es eso, son políticas sociales.
–¿Como cuáles?
–Como las más de 20 universidades creadas por el PT, que cabe recordar que Cardoso no hizo ni una, incluso firmó un acuerdo con el Fondo Monetario, de los tres que firmó, que incluía el compromiso de no crear escuelas técnicas, ¡qué más distancia con la gente que comprometerse a no gastar dinero en la preparación de jóvenes pobres, una cosa de ese tamaño! Entonces no construyó ni una Universidad, él, que tiene varios diplomas, y el otro es un mero tornero mecánico, que perdió un dedo como obrero… Y ahora el nordeste es la segunda región en cantidad de alumnos universitarios y de las 5 universidades que se crearon, están fuera de las capitales, sino en el centro de los estados, en zonas rurales, entonces esa es una razón fundamental de la victoria, del apoyo. Una región menos influenciada por los medios de comunicación, sean porque no llegan, sea porque digan lo que digan la vida de ellos cambió. Un pobre de grandes ciudades se deja influenciar por los medios, eso explica la victoria por un margen tan chico, de tres millones
–¿Y cómo influencian los medios?
–Lograron la polarización que ellos pretendían, PT – Anti PT, con dos elementos que son iguales en la estrategia de la derecha; primero, terrorismo económico, no sólo multiplicar los problemas que existen de alguna manera, como en Brasil que con 6% de inflación al año, un cliché que se instaló fue “descontrol inflacionario”, cuando Cardoso entregó con 12,5, eso está en el límite que siempre se propuso el gobierno, pero reiterando siempre en su programas, como aquí, un periodista que va a las góndolas diciendo “¿El tomate está más caro o más barato que la semana pasada?”, esa cosa reiterada. Un terrorismo económico que tiene un efecto material porque termina influenciando subjetivamente a la gente. Y la otra es la denuncia de corrupción; se tiende a caracterizar que la fuente de la corrupción es el Estado, quien llega al Estado se corrompe, no hay corrupción en las corporaciones privadas, afirmación que hacen ONG, como Transparencia Internacional, que todos los años hace pública la lista de los gobiernos más corruptos del mundo, que tiene la cobardía de poner al Estado de Haíti en el penúltimo lugar, pero ninguna corporación privada corrupta. Así son estas ONG que conviven muy bien con las corporaciones pero descalifican al Estado.
–¿La política monetaria es como un clonazepan para el crecimiento?
–Sobre el monetarismo, creo que se hace bien en mantener el tema del equilibrio fiscal. Van a Bolivia y quedan escandalizados con la política monetaria de allí. Porque saben que si la inflación se descontrola es un daño a los trabajadores a nivel de salarios y se pierde bases populares. Digo el eje central no es el equilibrio monetario, es el ajuste fiscal, son las políticas sociales. Si las sacrificasen en función del equilibrio monetario ahí podríamos hablar de monetarismo. Pero aprendimos que el tema del ajuste fiscal de las cuentas públicas y el control de la inflación es un tema de la izquierda. Tiene que ser, porque sino la dejamos como regalo. Por eso, nos generó un daño enorme en los años ochenta y noventa porque subestimamos ese tema. La inflación es un impuesto a los pobres, yo me aguanto porque tengo caja de ahorro y el empresario gana, pero si hay un desequilibrio, hay que buscarlo y combatirlo, no porque es un tema central, sino que es un tema de política social también, si no todo lo que está ganando por un lado lo esta perdiendo por el lado de la inflación”.
–¿Dónde colocaría el problema?
–Existe desde hace décadas una crisis fiscal del Estado, que no dispone de los recursos para hacer las inversiones en infraestructuras que son necesarias. Esto plantea un problema serio, porque se desarrollan acuerdos público-privados, con estrategias que buscan llamar al sector privado, etc; lo que es un desafío difícil de resolver, pero está claro que si no se hace eso, se va a sacar plata de educación o salud. Por eso, creo que en el tema de la Reforma Tributaria es un punto donde estamos muy mal. No sólo objetivamente mal, sino ideológicamente mal. Cualquier propuesta que se haga es inmediatamente derrotada, por la derecha, porque quiere pagar siempre menos impuestos, no importa para quien va o a qué va. En Brasil, las tres veces que el PT planteó la reforma tributaria, siempre salió derrotado, porque no preparó ideológicamente a la sociedad. Porque todas las propuestas que se hicieron son muy justas, pero la derecha logra congregar a la gente para que esté en contra.
–En materia de política internacional, ¿Dilma mantuvo el rol que logró Lula?
–No, lamentablemente bajó el perfil y eso no es bueno. Creo que es necesario hacer un balance regional. Finalmente, luego de un año y medio, ya hay un nuevo secretario general de Unasur, Ernesto Samper; quizá no es el mejor de los secretarios, pero es mejor tener uno que ninguno. Ahora bien, mientras los partidos no hagan un balance, quizás el intelectual tenga un rol en ese sentido. Creo que son parecidos los problemas que enfrentamos los países de la región.
–¿Cuáles son los desafíos para el nuevo gobierno de Dilma?
– Es difícil resumirlos, pero como síntesis creo que los principales desafíos son: quebrar la hegemonía del capital financiero, democratizar los medios de comunicación y hacer una reforma política que termine el financiamiento privado de las campañas electorales, este es un tema esencial, porque en el congreso hay un gran lobby del agronegocio y poquísimos representantes de los trabajadores rurales. También hay otros como elección por partidos y no personalizadas, cuotas para mujeres o afrodescendientes, etc. Básicamente esa es la propuesta del gobierno del PT. Que el PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasileño) resiste porque vive de los lobbys. Así, mientras el gobierno propone una consulta popular, ellos impulsan un referéndum, que en definitiva significa que ellos hacen la ley y si se la rechaza, los derrotamos, queda todo como está. Es una dificultad, porque si bien el PMDB no se fortaleció, tiene ahora que aliarse a la derecha.
El frente neodesarrollista está en crisis
domingo, 28 de septiembre de 2014
El frente neodesarrollista está en crisis en Brasil
http://sur.infonews.com/nota/9676/el-frente-neodesarrollista-esta-en-crisis-en-brasil
El frente neodesarrollista está en crisis en Brasil
A su vez, siguiendo con el marco de análisis marxista, Boito Jr. relacionó la articulación social de cada campo de pensamiento. Así marcó: “El neodesarrollismo no es simplemente una corriente de pensamiento, cualquiera que sea la crítica, ella tiene, como todas las corrientes importantes de pensamiento, vínculos en la política y en la sociedad con los intereses sociales económicos de las clases. El neodesarrollismo está estructurado con la gran burguesía interna brasileña, que es una fracción de la burguesía brasileña, representa a esta fracción, pero se apoya en sectores populares, que la política neodesarrollista atiende también”.
Como reflexión, Boito Jr. sostuvo que neoliberalismo se ha extendido con tanta fuerza: “Porque hay una selección crítica de las ideas, que se han tomado las ideas neoliberales por el gran capital financiero internacional, que en Brasil la fracción de la burguesía está integrada a este capital. Por eso, también el neoliberalismo representa mucho más que una escuela de pensamiento, independiente de la conciencia de los neoliberales, y lo que importa es esta vinculación para el análisis de la política brasileña. Representa a esa fracción de la burguesía, pero se sustenta en un sector que no pertenece a la clase dominante, las capas ricas de las clases medias”.
Esta división lleva a diferentes discusiones en el campo socialista y marxista de Brasil sobre cómo deben ubicarse las clases populares. En tal sentido, Boito Jr. comentó que existen dos grandes posiciones: “Una que dice que hay que quedar fuera de esta división, porque tenemos de un lado una fracción de la burguesía, del otro lado, otra; o bien tenemos élites de los dos lados; o bien tenemos capitalismo de los dos lados, las clases populares deben quedar fuera de este juego. Las organizaciones o los intelectuales que eligen esta opción son aislados en la política en Brasil, no logran crecer, no logran una acumulación. (…) La otra posición dice que hay tomar partido entre estos campos, porque a pesar de ser una división al interior de la burguesía, esto no es indiferente para las clases populares. Este es un debate presente de máxima importancia en Brasil”.
El neodesarrollismo está en crisis. El dato más relevante, Boito Jr. lo marcó al sostener que la novedad en esta coyuntura brasileña es que el frente político neodesarrollista está en crisis, a su entender porque “las contradicciones en el interior de este frente político han sido siempre muy agudas, porque es un frente muy heterogéneo, donde tenemos una fracción de la burguesía, una de la más grande, tenemos clases medias también, junto a campesinos, obreros y trabajadores marginales, con intereses muy dispares. Ha habido siempre contradicciones pero en esta coyuntura particularmente después de 2013, se exacerbaron. Este es un primer elemento de la crisis del frente político neodesarrollista”.
Refiriéndose a la crisis, Boito Jr. atribuyó su aceleración a tres condiciones generales: la retracción del crecimiento económico, sumado a la aproximación de las elecciones, que a diferencia de 2006 y 2010 se realizan en un contexto de recesión, y a la presión de Estados Unidos en América latina. Según el brasileño: “No es solamente en Venezuela que el gobierno norteamericano coloca su dedo, no es solamente allá, es también en Argentina y en Brasil, de manera diferente, es verdad. En Brasil hay una presión enorme del FMI, que un mes sí y otro no, emite documentos contra la política económica del país, lo que provoca que el riesgo internacional presione para abajo la impresión de la evolución de la economía brasileña, a lo que se suma la presión de la prensa internacional, etc., etc., etc.”.
Sin embargo, Boito Jr. centró el problema de la crisis en las contradicciones del frente neodesarrollista, que al describirlas comentó: “El movimiento sindical viene creciendo en su número de huelgas y en la obtención de aumentos salariales, que al estar subiendo mucho empiezan a perturbar los acuerdos que existen dentro del frente. El movimiento campesino, que ha recibido una política social específica de financiación pública, de mercados institucionales; pero los campesinos sin tierra, los pobres, ha recibido muy poco, casi nada de la política social del frente neodesarrollista. Y algo interesante de la crisis, es que hay toda una capa de las clases medias que pudieron llegar a la universidad gracias a la política educacional de los gobiernos del PT, pero que no encuentran ahora empleos en el nivel del que pensaban que podían encontrar. Esto estuvo en la base de las manifestaciones de junio de 2013. Y esto abre otro debate, porque no fue una manifestación juvenil, porque los campesinos o los obreros, todos son jóvenes en algún momento de la vida, aquí fue la juventud de una capa social específica, que es esta clase media trabajadora que ha alcanzado niveles universitarios”.
Dilma juega al ajedrez
Dilma juega al ajedrez
Concluido el Mundial, Dilma Rousseff se apresta a enfrentar otra disputa donde ahora ella es la protagonista principal. Del fútbol se pasa a la política y como un juego de ajedrez la mandataria ordena sus piezas para librar una partida histórica. De ganar, sería tanto la primera vez que una mujer reelige en la presidencia de la República de Brasil, así como que un partido esté por cuatro mandatos en el gobierno. Esto marcaría la consolidación de un proyecto y el desafío de seguir con los cambios abiertos desde 2003.
No es una tarea sencilla, porque cada pieza debe cumplir una función diferente según el casillero donde esté. Si bien tiene a su Rey, Luiz Inácio Lula da Silva, como un protector incondicional a nivel nacional, en cada distrito sus candidatos tienen un juego particular. Desde sus torres, los gobernadores propios en los estados más importantes del país; sus alfiles, sus candidatos en distritos clave como San Pablo; sus caballos, las candidaturas propias; y sus peones, militantes que acompañan, o no, a candidaturas de partidos aliados, especialmente el PMDB. En definitiva, todo un despliegue ante una oposición que no está quieta, porque los medios ahora quieren posicionar a Aécio Neves como en virtual empate en segunda vuelta.
En primer lugar, Dilma Rousseff se reunió el martes en el Palacio de la Alvorada con los representantes de la base aliada "Con fuerza del Pueblo", para discutir las estrategias para las elecciones presidenciales del 4 de octubre. Este cónclave estuvo formado por el presidente nacional del Partido dos Trabalhadores (PT), Rui Falcão; el presidente del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y actual vicepresidente de la República, Michel Temer; el presidente del Partido Democrático Trabalhista (PDT) Carlos Lupi; el presidente del Partido Comunista de Brasil (PCdB), Renato Rabelo; el diputado Luciano Castro, en representación del presidente del Partido de la República (PR) Alfredo Nascimento; el presidente del Partido Social Democrático (PSD), Gilberto Kassab; el presidente del Partido Republicano Brasil (PRB), Marcos Antônio Pereira; el presidente del Partido Progresista (PP), Ciro Nogueira, el presidente del Partido Republicano del Orden Social (PROS), Eurípedes Júnior; y los ministros Aloísio Mercadante (Casa Civil) y Ricardo Berzoini (Relaciones Institucionales).
La presidenta se mostró alegre de reunir a todos los presidentes en este momento inicial de la campaña, porque el próximo 30 de julio deberán presentar el listado de aportes financieros al Tribunal Superior Electoral. A su vez, el vicepresidente Michel Temer sostuvo que la reunión estuvo marcada por un profundo optimismo. Según Temer: "La primera conclusión a la que se llegó es que si bien tenemos un gran tiempo de televisión, y todos pensamos que será insuficiente para demostrar todo lo que el gobierno hizo", destacó el dirigente.
Si bien con estos partidos se lograría obtener una base de más de 350 diputados y casi 50 senadores, sin embargo, este bloque no está tan unido en los distritos, lo que genera una dificultad extra para la mandataria, que tendrá que revistar uno a uno los estados para lograr consolidar su apoyo electoral y la reelección.
Su rey. Muchas fueron las especulaciones sobre Ignacio Lula Da Silva, desde su regreso a disputar la presidencia hasta incluso la idea de apuntalar a otro candidato. Lo cierto es que todo quedó en agua de borrajas y el Rey ahora acompaña a la Reina. Algo que el mismo Lula se encargó de aclarar constantemente y en plena campaña de apoyo, el martes pasado 22 de julio, ante los trabajadores farmacéuticos, realizó un discurso en el 8º Congreso de la Fequimfaar (Federación de Trabajadores de las Industrias Químicas y Farmacéuticas del Estado de San Pablo), donde aseveró que "inventaron una pelea entre dilmistas y lulistas", dando a entender un fuerte alineamiento con el proyecto Dilma 2014-2018.
Lo cierto es que el slogan "Volta Lula" no dá certo! y a muchos solo les queda pensar en Lula 2018, algo improbable, por la edad del mismo y por los desafíos pendientes que aún tiene la gestión de Dilma. En definitiva, lo cierto es que el ex mandatario pasa a ser una pieza clave para la reelección de la presidenta, no sólo por su apoyo, sino por su capacidad de apuntalar candidatos, como en el estado de San Pablo, donde acompañó a Alexandre Padilha, que intenta ser uno de los alfiles para ganar la gobernación. En ese mitin, Lula sostuvo que "el apoyo a Dilma y a Padilha es la prioridad” de su vida.
Sus torres. Los gobernadores del Partido dos Trabalhadores (PT) resultan ser piezas importantes en el armado electoral. Actualmente, el partido oficial cuenta con cuatro gobernaciones. Desde la simbólica Acre, tierra del legendario Chico Mendes, pasando por el Distrito Federal y los populosos estados de Bahía y Río Grande Do Sul. En el distrito amazónico de Acre, el gobernador Sebastião Viana parece tener allanada la reelección, porque las encuestas lo indican como el favorito con más del 50% de intención frente al 20% de su principal adversario, Marcio Bittar del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Lo paradójico de este distrito, es que el principal aliado nacional del PT, el Partido Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) apoya la candidatura de Bittar, una alianza cruzada que se presenta en otros casos. Si bien es un estado pequeño, Acre fue uno de los que más creció en población en los últimos diez años, y cuenta con casi medio millón de electores.
En tanto que resulta estratégico retener el resto de los estados, ya sea por su peso electoral como por su relevancia política. Parten de una situación complicada, porque no son los favoritos en las encuestas electorales. En Brasilia-DF, que cuenta con dos y medio millones de habitantes, el actual gobernador Agnelo Queiroz del PT enfrenta a Luiz Pitiman del PSDB, que está mejor posicionado, pero aún resta mucho por delante, porque en este distrito logró el apoyo clave del PMDB, más allá que otros aliados, como el Partido Democrático Trabalhista (PDT) y el Partido Social Democrático (PSD) apoyan a la ex liberal Eliana Pedrosa, ahora candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB).
Por otro lado, con sus 14 millones de habitantes, el estado de Bahía resulta decisivo en el armado electoral. Sin embargo, el escenario es muy complejo para el PT, porque su candidato Rui Costa, ya que el actual gobernador Jaques Wagner no puede reelegir, está lejos en las encuestas, con casi el 10%. El candidato que lidera con un 40% es Paulo Souto, de la derecha de Demócratas (DEM), que recibe el apoyo del PMDB y el PSDB. Incluso la candidata del PSB, Lícide Da Mata le disputa el segundo lugar para un eventual ballotage, ya que es necesario alcanzar el 50% para consagrarse.
Un estado simbólico es Río Grande Do Sul, con su capital Porto Alegre, cuna del presupuesto participativo y el Foro Social Mundial, suma 11 millones de habitantes. Allí, el actual gobernador Tarso Genro intenta renovar sus votos, especialmente porque mantendría sus aspiraciones presidenciales, considerando que era uno de los favoritos de Lula antes que este se decida por Dilma. Sin embargo, la tiene difícil, porque si bien recibe un 38% de las preferencias, disputa con una candidata de un partido de la coalición nacional, Ana Amélia Lemos del Partido Progresista (PP), que además recibe el apoyo del PSDB y lidera las encuestas con un 40%. Los apoyos cruzados resultan importantes, porque el PMDB, en este distrito lleva candidatura propia, José Ivo Sartori, que podría dar sus 7% de intención al candidato petista y permitirle su reelección en una segunda vuelta.
Sus alfiles. Con sus 42 millones de habitantes, el estado de San Pablo es el casillero más importante del juego. Sin embargo, en este distrito el PT nunca logró ganar, solo tuvo suerte en la ciudad de San Pablo. Y si bien en el año 2010 al candidato petista Aloizio Mercadante se le escapó la gobernación en segunda vuelta, esta vez el aspirante oficialista Alexandre Padilha, a pesar del espaldarazo de Lula, parece estar lejos de lograr la proeza. Porque el actual gobernador Geraldo Alckmin encabeza las preferencias con más del 50% de los votos, mientras que Padilha no logra alcanzar el 10%. Por el contrario, un candidato del aliado PMDB, Paulo Skaf, estaría en mejores condiciones de lograr una remota segunda vuelta.
También Minas Gerais, con sus 20 millones de habitantes, resulta un distrito clave. Allí el candidato petista tiene mejor posicionamiento, Fernando Pimentel logra encabezar las encuestas con un 30%, además de recibir el apoyo del PMDB. En tanto que el PSDB postula a Pimenta de Veiga, que estaría superando los quince puntos, aunque podría verse impulsado por el candidato a senador de su partido, que estaría obteniendo un 53% de intención de voto, lo que podría instalarlo con buenas chances en una segunda vuelta.
Otros distritos donde Dilma pone sus alfiles son Río de Janeiro y Paraná. En el estado carioca, la fragmentación electoral, donde el primer candidato en las encuestas, el ex gobernador Anthony Garotinho, ahora por el Partido de la República (PR), solo logra el 18% de las preferencias. Y si bien el candidato petista Lindberg Farias se ubica cuarto con un 12 %, se disputa con un pelotón de candidatos de la base aliada. El PMDB, apoyado por el opositor PSDB, lleva como candidato a Luiz Fernando Pezão, con un 13%; y el Partido Republicano Brasileño (PRB) postula a Marcelo Crivella que estaría segundo con un 16%. Sin embargo, todos aseguran que este escenario será cambiante y turbulento, especialmente porque el PMDB no recibe el apoyo del PT.
En tanto que en Paraná, un distrito adverso al PT, con 10 millones de habitantes, el actual gobernador del opositor PSDB, Roberto (Beto) Richa está liderando las encuestas con un 40%, y Dilma puso una alfil fuerte, su ex jefa de gabinete, Gleisi Hoffmann, quien cosecha un 23% y podría ser sorpresa en una eventual segunda vuelta, más cuando el PMDB lleva candidatura propia, Roberto Requião, que tiene 19% y podría volcar esos votos a la oficialista para darle un distrito clave a Dilma.
Y si bien es un estado pequeño, con tres y medio millones de habitantes, es importante porque el PT buscar volver a gobernarlo y pareciera tener chances. En Mato Grosso do Sul, el candidato petista Delcídio do Amaral está liderando las encuestas con más del 45%, más allá que en este distrito no recibió el apoyo del PMDB, que presentó candidatura propia, a Nelson Trad Filho que tiene una intención del 25%; seguido por el candidato del opositor PSDB, Reinaldo Azambuja con un 18%, lo que le dejaría un buen escenario para una remota segunda vuelta.
Sus caballos. Por otra parte, el PT lleva candidatos propios en ocho estados que intentarán dar el salto en las encuestas, especialmente en los distritos más populosos, aunque parece que poco probable que esto suceda. En Ceará, con 8,5 millones de habitantes, el candidato Camilo Santa no logra instalarse en las mediciones, aunque allí un alfil de Michel Temer que encabeza con el 30%, el candidato del PMDB, Eunício Oliveira, seguido por Domingos Filho del PR, con un 20%. En Santa Catarina, con seis millones de habitantes, el petista Cláudio Vignatti mide el 7% de intención, con la posible consagración de un partido aliado, el candidato del PSD Raimundo Colombo. En tanto que en Goiás, también con seis millones de población, la propuesta oficial logra un magro 8% de las preferencias, encima aquí el opositor PSDB está encabezando las encuestas, Marcelo Perillo con el 34,2%, seguido por la pemedebista Iris Rezende con el 29,7%.
Recorriendo otros estados intermedios, con tres millones de habitantes, se encuentran Piauí, Espíritu Santo y Mato Grosso. El candidato petista podría dar el batacazo en Piauí, donde Wellington Dias encabeza las preferencias con el 53%, seguido de lejos por el postulante del PMDB, Zé Filho con el 16%. Sin embargo, en los otros el escenario es pesimista. En Espíritu Santo, el candidato petista Roberto Carlos no logra instalarse en las encuestas, en tanto que el distrito lo encabeza el pemedebista Paulo Hartung, con el 34%, seguido de cerca por el ahora opositor Partido Socialista Brasileño (PSB), con el candidato Renato Casagrande con un 30%. En tanto que en Mato Grosso, Lúdio Cabral, el candidato del PT con el 15% estaría lejos del 45% que está cosechando Pedro Taques del PDT.
En otro distrito donde el PT podría lograr una gobernación sería en Roraima, que aunque tiene solo medio millón de habitantes, no se descarta su peso institucional. Allí, la mala gestión del tucano José Anchieta, dejó en las preferencias a la petista, la actual senadora Ângela Portela, que logra el apoyo del PMDB. En tanto que el PSDB decidió acompañar la candidatura de Chicho Rodrigues del PSB. Por último, en Rondonía el PT va en la soledad con un candidato propio, el Padre Ton, que cosecha el 16% de las preferencias, quedando tercero ante el candidato del PSDB, Expedito Junior con el 27% y del PMDB, Confúcio Moura con el 24%.
Sus peones. En algunos estados, el PT coloca a sus peones detrás de candidatos aliados. Así, lo hace en Maranhão, con seis y medio millones de habitantes, donde el oficialismo acompaña la candidatura de Edson Lobão Filho del PMDB, apoyado por la actual gobernadora Roseana Sarney. Sin embargo, en este distrito se presenta una sorpresa, porque Flávio Dino del PCdB está encabezando las encuestas con el 58,2%. Por eso, algunos petistas disidentes lanzaron el miércoles un comité de apoyo a Dino, considerándolo un aliado sostén a la reelección de Dilma Rousseff, más cuando Filho solo alcanza el 20%.
En otros cinco estados, el PT apoya al PMDB, lo hace en Alagoas, Amazonas, Sergipe, Pará y Tocantins. El más importante es Pará, por su gran caudal de habitantes, siete millones y medio, el candidato Helder Barbalho del PMDB también encabeza las encuestas, con el 34%, frente al 26% del tucano Simão Jatene. En Alagoas, con tres millones de habitantes, el candidato oficial Renan Filho lidera las pesquisas con el 35% frente al 25% de Benedito de Lira del PP. En Amazonas, con tres millones y medio de habitantes, el pemedebista Eduardo Braga está cómodo con un 60% de intención de votos. Con dos millones de habitantes, en Sergipe, el candidato del PMDB Jackson Barreto está segundo con el 24% frente al 31% del derechista de Demócratas, João Alves Filho. El estado más pequeño es Tocantins, con millón y medio de habitantes, donde el PMDB postula al ex gobernador Marcelo Miranda, encabeza los sondeos con un 32% de intención de votos. Sólo en un estado el PT, no lleva candidato propio y no apoya al PMDB, es en Río Grande do Norte, donde decidió acompañar a Robinson Faria del PSD de la base aliada, que cosecha una intención del 21 %, frente al 36% que concentraría el candidato del PMDB, Henrique Alves.
Por otra parte, en un distrito simbólico como Pernambuco, que con casi 9 millones de habitantes, es el estado del candidato Eduardo Campos, del PSB –ex aliado del PT–. Allí el oficialismo acompaña la postulación de Armando Monteiro del Partido Trabalhista Brasileño (PTB), que a nivel nacional es opositor, y que en las encuestas locales encabeza con el 43%, mientras que el candidato socialista Paulo Câmara no supera el 10%. Sin embargo, las alianzas cruzadas se complejizan, porque en Paraíba, el PT apoya al candidato del PSB, Ricardo Coutinho, que está segundo con el 25% contra el 43% del opositor candidato del PSDB, Cássio Cunha Lima. También lo hace en Amapá, donde apoya a Capiberibe.
La partida. Luego de recorrer el tablero, podemos analizar la estrategia de Dilma y el PT. En principio parece ser clara, en distritos donde gana, intentará retener, en aquellos donde tiene chances, tratará de reforzar a sus candidatos, en los estados donde no tiene posibilidades acompaña orgánicamente al PMDB y en otros solo busca el mejor resultado apostando a ganador o votando ideológicamente, como en Paraíba.
Cabe señalar que la derecha concentrada está cambiando la estrategia. Si bien realizó una apertura que apostaba a la caída de imagen de Dilma Rousseff durante el Mundial de fútbol a manos de Eduardo Campos, generando un acercamiento de Aécio Neves para disputarle en la segunda vuelta, ahora los medios apuestan a instalar la idea de empate técnico, donde los tucanos apuestan a dar el batacazo.
Igualmente, la intención de votos de Dilma Rousseff es alta, oscila entre el 35 y el 42%, en tanto que la de Neves no supera los 25 puntos. Y si bien se estaría en escenario de ballottage, difícilmente Dilma Rousseff baje del 55% en segunda vuelta. Especialmente porque la clase media, que si bien es crítica del gobierno petista, tiene mucha desconfianza de los tucanos.
Sin embargo, tal como se ve en el tablero, tendrá un escenario complicado. Porque Dilma difícilmente logre repetir los buenos resultados que obtuvo en algunos distritos en 2010, como en Minas Gerais que alcanzó el 46%; o como en Maranhão, que con los conflictos desatados en los presidios, difícilmente logre el 70% que recibió con el apoyo de Roseana Sarney. Además, ya no tendrá el respaldo de Eduardo Campos de Pernambuco, donde había obtenido el 61%.
Además, en las gobernaciones que hoy posee, tiene complicaciones para sostener el nivel de votos alcanzados en 2010. Especialmente en Bahía, que con la derrota en Salvador (la capital) en manos de los DEM, es muy difícil que Dilma repita ese 62% en el estado. Además, en Río Grande Do Sul, si bien Tarso Genro podría retener la gobernación, difícilmente obtenga los 46% que tuvo en las elecciones pasadas. Y si se cuenta que en importantes estados como San Pablo o Brasilia, el PT podría perder caudal electoral. Sin embargo, cabe destacar que puede estar compensado con el avance de los partidos aliados, en especial del PMDB, que lograría tener importantes distritos. Incluso, en Maranhão donde el partido del vicepresidente podría perder, quedaría en manos de un incondicional como el PCdB, que arrastrará votos a Dilma.
Además, cabe señalar, que estamos a 15 días del Mundial y a 70 de las elecciones, y este no es un dato menor, porque seguro se irán disipando las amarguras del cuarto lugar de Brasil en la Copa y se entrará en un clima electoral, donde Dilma aún tiene muchas jugadas por armar, especialmente si el país muestra la recuperación económica que todos están esperando.
Observatorio Política Brasileña
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